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Historia del chip 026 - Un trapo demasiado estrecho - Kim 011
Fecha: 08/05/2020, Categorías: Incesto Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
Kim se sentía asombrosamente calmada. Por primera vez desde que había conocido a Roge, no se sentía nerviosa. Habló con él al mediodía y quedaron que pasaría a buscarla al trabajo. Saldrían juntos desde allí. Recordó que faltaban los pendientes y se escapó a buscarlos. No le convencieron unos que hacían juego con las cintas metálicas y termino escogiendo unas arandelas grandes de tono rojo oscuro. No es que exactamente hicieran juego con el vestido y no es que pudiera comprobarlo, había dejado el paquete en la oficina. O que Roger fuera a fijarse en eso. Tampoco esperaba que lo hiciera. Lo del peso no terminaba de entenderlo y menos la chica que la atendía. Terminaron ideando juntas una manera que a Kim le pareció original. Colgó de los aros unos cuarzos negros alargados. Con unos alicantes ajustó las piedras a los aros y al ponérselos comprobó como las orejas se alargaban. Quedaban un par de centímetros hasta llegar al hueco entre los hombros. Si llevaba la cabeza de un lado a otro llegaba a sentir como se rozaban el hombro. Con la blusa que llevaba puesta no podía valorar el cuadro completo. Mary dice que imagine que es Roger. ¿Y si Roger estuviera aquí? Sabía lo que hubiera hecho. Desabrochó la mitad de los botones de la blusa y la recogió de manera que todo el frontal hasta los pechos quedó desnudo y algo de la espalda. Todo lo que pudo. La blusa quedaba bloqueada en los brazos. Ante el espejo de la columna se contempló. Giró la cabeza a la izquierda, luego a la ...
... derecha. La inclinó a la izquierda, luego a la derecha. Los cuarzos seguían el movimiento de forma pendular y errática. Resultaba sensual sentir el tirón en el lóbulo seguido por el roce sutil en la piel desnuda. Colocó la blusa en su sitio. Los pezones seguían diciendo que ya estaba bien de tanto trajín. No les hizo ni caso. Si Roger hubiera estado allí, no le hubiera importado. Pagó y salió. Con el rabillo del ojo vio expuesto en el escaparate unos brazaletes. Una pareja. Estaban engarzados uno al otro. ¿Le gustaría a Roger que llevase puesto unos parecidos y poder engancharlos a voluntad? No le quedaba mucho tiempo para pensar en ello o volvería a retrasarse. No terminó de decidirse y lo dejó correr. Los colgantes no pasaron desapercibidos en la oficina. Su jefe fue el primero en indicarlo. —¿Tienes cita esta noche? Kim asintió con cierto orgullo teñido de timidez. El día se le hizo largo. Cuando Roger llamó para confirmar que la recogería en media hora, Kim se fue al baño a cambiarse. Ya no quedaba nadie en la oficina salvo Juhani, que estaba negociando con los proveedores africanos, como casi siempre. Era la única persona a la que quería mostrarse antes de irse. Entró en su y aparentando total confianza, le dijo: “He traído un vestido para mi cita. Y me gustaría tu crítica sincera.” —Bien, pero es difícil que algo te siente mal. Siempre tenía una salida elegante. Kim agradeció el detalle con una salutación. —Con los hombres nunca se sabe. Curiosamente, ...