El inocente hijo de Doña Adelaida descubre nuestros secretos
Fecha: 13/05/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues
... alejaba dejándome ver aquel culito redondo que yo creía haberle desarrollado a fuerza de polla. Diez minutos después regresó, yo me había ido a esperarla un tanto más arriba. Caminamos entre el monte agarrados de la mano, agachados para evitar que Ramón, Doña Adelaida o incluso mamá pudiera vernos. Sabíamos de su complicidad en nuestros juegos, pero era mejor que no supiera. Uno tras el otro llegamos a la entrada de lo que llamábamos nuestra casa de campo, apartamos las ramas de los arbustos y entramos. Los cartones estaban listos para servirnos de cama y coger como hacíamos siempre. Uno frente al otro, sin pudor alguno. La fuerza de la costumbre de más de un año follando había matado cualquier resquicio de vergüenza entre nosotros, sabíamos a lo que íbamos cuando entrabamos a aquel lugar, sin mayor preámbulo me baje los pantalones a las rodillas dejando mi verga al aire, Lily se agachó y tomándola entre las manos y empezó a chuparla como solo ella sabía. En cuclillas aquella chiquilla de tan solo 12 años me daba la mamada del día. Golosa se metía todo cuanto podía aguantar en su garganta y me miraba con aquellos ojos que parecían querer adivinar que tan rico me estaba haciendo sentir. Si no hubiera tenido una verga dentro de su boca aquel rostro hubiera pasado por la más inocente de las niñas que vivían en nuestra vecindad, la verdad era bonita mi hermana. Sabía que no traía calzones, algo habitual cuando íbamos a aquel lugar entre el monte al que llamamos casa. ...
... Estábamos solos, era media mañana y teníamos el tiempo para nosotros. Corrientes de electricidad subían y bajaban por mi espalda. Supe que debía descremarme, quitándole las manos de su cabeza la aparte de mis 17 centímetros. Lily se dio cuenta que era hora de ponerse boca arriba, subirse la falda y dejarme ese chochito para que se lo perforara como a ella le gustaba. De una vez me recibió adentro suyo, su caliente vaginita me dio la bienvenida. Un leve gemido me hizo saber que mi hermanita estaba caliente y sería cuestión de culeadas para que se corriera. Con las manos en mi espalda me ayudaba a que la penetración fuera perfecta, su vulva tan solo dejaba fuera la bolsa de los huevos que rítmicamente se balanceaban de un lado a otro. Nadie imaginaria que Lily era capaz de tragarse todo un garrote y peor aún disfrutarlo a juzgar por la expresión de su rostro. Sus caderas moviéndose de abajo hacia arriba, como si quisiera recibir la estocada a medio camino. Podía sentir como la cabeza de mi verga le llegaba hasta el fondo de su vagina. Los pantalones a las rodillas me estorbaban y pensé quitármelos por completo, pero Lily me apretó hacia ella como si temiera perder el tren de pensamiento. Su culo no dejaba de moverse, podría decirse que ella me culeaba de abajo hacia arriba. Una y otra vez mi polla le entraba haciéndola gemir deliciosamente, ocultos en aquel matorral estábamos a punto de alcanzar uno más de nuestros orgasmos entre hermanos. El chapoteo de su chocho era algo que debía ...