1. El inocente hijo de Doña Adelaida descubre nuestros secretos


    Fecha: 13/05/2020, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    ... escucharse a más de 10 metros de donde estábamos. Pero quién podría escucharnos, mamá debía estar concentrada en sus quehaceres. Además ella era cómplice de nuestros secretos y ciertamente hoy habíamos obviado la parte donde ella nos daba permiso para ir a jugar, aunque jugar era en otro contexto según entendíamos. Mi polla era un bate de duro entrando en mi hermana, la sensación de corriente bajando por mi espalda era claro indicio que iba a correrme. Acelere mis estocadas, intentando meterle hasta la última décima de aquel pedazo de carne que por años había compartido con Beatriz nuestra otra hermana. Con los ojos cerrados supe que también estaba al límite del éxtasis sexual, me culeaba por instinto, sus gemidos eran ahora más intensos, su vagina sufría espasmos, sus manos me apretaban más fuerte. Una última embestida y mi verga empezó a echarle leche en lo más profundo de su chocho. Fueron chorros tras chorro, una y otra vez mi polla vomito semen dentro de aquella vagina que parecía arder por dentro. Cansado me puse de pie, mi pene colgando aún a medio parar. Fue entonces cuando pude ver en los ojos de Lily que apenas se estaba levantando. Sorpresa y miedo, su mirada estaba puesta en la entrada de lo que considerábamos casa. Me gire y ahí estaba. Era Ramón el hermano de Carmen, sus ojos clavados en nosotros con aquella mueca de ironía e incredulidad. Talvez no le cupiera en la cabeza la idea de que un hermano se estuviera follando a su hermanita de tan solo 12 años y se ...
    ... comiera un garrote como e que me salía del cierre. Porque todavía lo tenía colgando. Lily se escondió tras de mí cuerpo, yo terminé de arreglar mis pantalones. Ramón tenía 18, un año mayor que yo, pero se comportaba como adulto. Introvertido, de pocos amigos. Ni el ni nosotros hablo palabra alguna, la tensión era, tal que fue ahora cuando caíamos en cuenta del ruido de la naturaleza. Sin hablar, sin darnos la espalda empezó a caminar por aquel camino que era la entrada a la casa de nuestros secretos. Desapareció dejándonos con un mar de nervios. ¿Qué haría? ¿Iría a contarle a mamá? Eran incógnitas sin respuesta. Una y mil ideas corrían como locas en mi cerebro. Y si hablamos con él antes de que pueda delatarnos, es probable que quisiera algo a cambio. Lo chantajeamos con sexo pensé. Se lo hice saber a mi hermana y ella aceptó casi por inercia, conocedora que lo más probable era que quisiera follar con ella. Salimos por donde él había lo había hecho antes, nos fuimos a colocar de tal forma que podíamos ver a mamá y Doña Adelaida lavando juntas. Ramón en el mismo lugar donde yo normalmente me sentaba a esperar cuando mi madre iba a lavar. Pensativo, quizás estuviera a punto de contar sobre nuestros juegos en aquella casa de campo. ¿Qué pasaría? No lo sabíamos. Talvez mamá tuviera que fingir ignorancia y echarnos en cara que éramos unos cochinos incestuosos y nos lanzará el discurso donde los hermanos deben respetarse, cuidarse y no andar haciendo barrabasadas. Ramón permanecía ...