Violación motivada
Fecha: 20/05/2020,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Danino, Fuente: CuentoRelatos
... en mi pelvis y buscó con su boca mi panocha. Sentí su lengua penetrando los labios de mi vagina, buscando mi clítoris.
-Está mojándose por la calentura. Le gusta lo que le hacemos -observó el pelado violador salvaje.
El de los largos caballos, Luis, me besaba apasionado metiendo su lengua en mi boca, buscando la mía. Con sus manos, ya sin sujetarme, pues no me resistía más, apretaba mis pechos. Mordía mis pezones de a ratos, en tanto José se quitó de los tobillos donde había quedado su bermuda.
-Me están violando -dije por lo bajo- Son unos malditos hijos de puta.
-Pero le gusta -dijo Luis mientras también él se desnudaba completamente.
José ayudado por mis jugos, comenzó a penetrarme de a poco. A pesar de la penumbra del dormitorio, vi su miembro erecto. Enorme. Grueso y de un largo casi el doble del de mi marido. Comenzó a empujar dentro de mi vagina esa enormidad.
-Me estas matando -rogué- Ahhh. No la saques. Sigue, sigue. ¡Dios mío! Sigue.
Mientras José me penetraba a lo bestia, sentí que Luis metía en mi boca su miembro también nada despreciable. Casi no podía caber entre mis labios. Se lo lamí ávidamente para satisfacerlo.
-Así. Así. Sigaaa. -gritaba- Siga señora. Siga chupándomela. Quiero acabarle. ...
... Pero también quiero metérsela señora. No me haga acabar ahora.
En tanto, José eyaculaba dentro mío, yo tenía un orgasmo que me hacía temblar frenéticamente y tenía unos espasmos de gozo maravillosos como hace años no tenía.
Estos muchachos habían despertado la hembra dormida que hay en mí.
Extenuado y tendido a mi lado, José dejó su lugar a Luis, que me penetró bruscamente y comenzó un mete y saca, llevándome a un hermoso clímax.
-Hazme acabar de nuevo -le pedí- Asíiii. Me vengo, Me vengooo. Dame esa poronga, Dameee.
Acabé nuevamente. Fue un orgasmo sereno pero eterno. ¡Cómo me hicieron gozar estos malditos!
Se fueron, dejándome agotada en el lecho donde mi marido está casi siempre ausente.
Por la tarde luego de buscar a mi hija en el jardín. Ya bañada y aseada como una buena esposa y madre, esperé la llegada de mi marido para contarle y mostrarle lo bien que había quedado el trabajo de los muchachos.
-Me alegro que estés conforme con la tarea que han hecho -dijo mi media naranja.
-Muy conforme, querido -le contesté.
-Debiéramos llamarles nuevamente, para reparar también la ventana del living -sugirió inocentemente.
-Estoy de acuerdo -dije- pero asegúrate que vengan los mismos que vinieron hoy.
Danino