1. UNA LINDA HISTORIA 7


    Fecha: 24/05/2020, Categorías: Incesto Autor: memito, Fuente: SexoSinTabues

    ... penetró a la vez. Las perras agitan las nalgas, queriendo más dedos. Parece funcionar el ensanchamiento. Añado los dedos índices. Necesito un poco de tiempo y vaivén, pero acaban suspirando, los dedos metidos hasta el fondo. Es el momento de los cinturones. Maby no tiene que hacer demasiado esfuerzo para que entre entero. Conecto la primera velocidad y les indicó que es hora de jugar a despertar mi colita. Me tumbo en la cama y ellas me desnudan. Después, se tumban ellas, una a cada lado, de bruces, las nalgas temblorosas. Comparten y se disputan mi polla, la cual no tarda en mantenerse erguida para ellas. Pam trepa sobre mi cuerpo, deseosa de meterse una buena tranca, y Maby la ayuda con el trance. La sujeta y le acaricia los senos a la par que Pam va dejándose caer, de cuclillas sobre mí. Observo el rostro de mi hermana. Se muerde los labios y las venas de su cuello se le marcan. Me mira a los ojos, demostrándome su pasión y su amor. Noto la vibración del consolador en su ano. La pared vaginal transmite el suave temblor a mi pene. Maby se da cuenta que su amiga me está follando, prendida de mis ojos y no quiere cortar ese nexo, así que se aparta de mi cara, donde ha hecho un amago de sentarse, y se dirige a mis pies. Comprueba la manicura que me han hecho, y se mete un dedo gordo en el coño. Comienza a agitarse dulcemente, rozando el dedo por todo su coño, succionándolo con sus músculos vaginales, los ojos clavados en el trasero de Pam. Cada día descubrimos cosas nuevas en ...
    ... el sexo, en el amor, en la convivencia. Mis chicas se prestan a todo, sin quejas, sin protestas. Pam deja de enfocar la vista durante unos segundos, rindiéndose al orgasmo que estaba buscando. Me detengo y la tumbo sobre la cama, subiéndome a ella, sin sacarla. Ahora, entra más adentro, y gime largamente. De nuevo, me mira, con esos ojos verdes y avellana, que parecen querer decirme que se entrega completamente. La follo duramente y, en apenas un minuto, está gritando como una loca, sus piernas enlazando mis caderas, los talones apretando mis nalgas. ― ¡Aaahh… Ser… gi… me llega… al estoma… goooo…! ― ¡Te voy a sacar la leche por la boca! – mascullo. ― Si… si… ¡Perfórame, mi vida! Deja de pronunciar coherencias con su segundo y más poderoso orgasmo, que la deja completamente lacia. Sigo machacándola, moviéndola como si fuese una muñeca sin voluntad, hasta que me corro dentro. Me derrumbo sobre ella, aplastando sus bellos pechos, y la beso una y mil veces, sobre los labios, en la barbilla, la nariz, el cuello y los párpados. ― Oh, Sergio… ¿qué vamos a hacer? – gime, con los ojos cerrados. ― ¿A qué te refieres? – pregunto, rodando a su lado. ― A esto, a lo que siento por ti. Cada día te quiero más y más. ¿Dónde nos conducirá? – gira la cabeza para seguir mirándome. ― No lo sé. Me preocuparé de eso en su momento. Es una tontería comerse el coco ahora. Me doy cuenta de que estamos solos sobre la gran cama. ― ¿Y Maby? – pregunto. ― No sé. estaba aquí hace un instante. Escucho ruidos ...
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