No es lo mismo dar placer que poner cuernos ¿o sí?
Fecha: 27/05/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Apenas llevaba unos meses viviendo en Madrid cuando empecé a salir con una chica a la que llamaremos Cayetana. No era especialmente guapa de cara ni tenía un cuerpo fuera de lo normal pero era tremendamente alegre y te hacía disfrutar de la vida.
De estatura mediana, tenía el pelo castaño claro y una cara simpática en la que nunca faltaba una sonrisa. Le sobraba algún kilito de más pero en absoluto era gorda, unas tetas algo pequeñas pero con buenos pezones, culo amplio y apetecible así como unos bonitos labios vaginales que lucían perfectamente en su pubis totalmente depilado.
Le encantaba el sexo y nunca le faltaban ganas de complacerme y complacerse, era una gozada saber que jamás ponía excusas a la hora de follar y que los días de la regla no dejaba de hacerme las “cositas” necesarias para que me corriera, ya fuera con sus manos o su boca.
Por aquella época ella vivía con una amiga del trabajo y yo mantenía mi propio piso también compartido, no nos planteábamos ir más allá en la relación. Teníamos veintipocos años y vivíamos al día.
Compartía un pequeño apartamento en el centro de Madrid, en Ventas, con dos dormitorios separados lo que me permitía pasar con ella los fines de semana con cierta intimidad, aunque teníamos claro que todos nuestros ruidos, risas y gemidos los oía perfectamente su compañera Anna. Esta chica era catalana, también recién llegada a la ciudad y con tan buen carácter que nunca se quejó de nuestros maratones de sexo que a veces nos ...
... hacían pasar casi el día entero en la cama.
Toda esta situación cambió una noche de verano en la que salimos a celebrar los tres un pequeño ascenso de Caye, por lo que fuimos a cenar y bailar hasta muy tarde. Volvimos de madrugada al piso que pertenecía a una urbanización donde había una piscina en la zona ajardinada. Con varias copas de más y haciendo un calor infernal a mi chica se le ocurrió la idea de que nos bañásemos antes de subir y sobre la marcha nos quedamos en ropa interior y nos tiramos al agua.
Apenas estuvimos el tiempo de entrar y echar unas risas pero fue muy divertida la situación. Eso sí, no resultó lo erótico que podría pensarse ya que teniendo puestas las dos sus bragas y sujetadores y siendo de noche no dio lugar a que pudiera excitarme, o al menos en ese momento.
El caso es que salimos chorreando y sin vestirnos nos fuimos corriendo al piso donde nos quitamos las ropas mojadas. Anna lo hizo en su cuarto y mi chica y yo en el de ella, todo de forma muy recatada. Nos secamos un poco y salimos al salón llevando puestas tan solo las toallas, ellas ceñidas a la altura del pecho y yo en la cintura.
Habiendo sido un fin de día peculiar decidimos hacer un último brindis por la homenajeada así que sacamos un licor de hierbas, nos sentamos en los sofás y comenzamos a brindar. Era viernes, estábamos a gusto y empezamos a echar copitas que se nos acabaron subiendo a la cabeza. Como le solía ocurrir a Caye, esto le desinhibía mucho y comenzó a ponerse cariñosa ...