1. No es lo mismo dar placer que poner cuernos ¿o sí?


    Fecha: 27/05/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... conmigo, besándome y acariciándome. No habría sido nada fuera de lo común si hubiéramos estado a solas pero al llevar tan solo las toallas y teniendo enfrente a Anna me dio un subidón que me empalmé a tope.
    
    Dándose cuenta de la situación, Caye echó una mirada al bulto que sobresalía entre mis piernas, me dirigió una sonrisa maliciosa y empezó a meter su mano derecha por debajo de mi toalla. Previendo lo que quería hacer, intenté pararla pero cuando me dí cuenta ya me tenía agarrada la verga y había empezado a pajearme. Todo esto tapado bajo la toalla por lo que no se veía nada, pero era evidente lo que estaba ocurriendo.
    
    Fue entonces cuando decidí disfrutar del momento, me relajé, me eché hacia atrás y dejé que Caye siguiera con el magreo mientras notaba que Anna que no se perdía detalle de la escena. Me corrí más que a gusto de esta forma y fue una de las pajas que más he disfrutado, con ese punto de exhibicionismo tan potente.
    
    Acabada la escena, me levanté para ir a cambiarme al cuarto y la reunión se acabó, nos fuimos a dormir a nuestros respectivos cuartos y se hizo la calma más absoluta.
    
    Apenas una semana después se volvió a producir una situación muy parecida pero con el importante matiz de que no iba a esta Caye presente. Fue el sábado por la tarde cuando bajamos a la piscina de la urbanización los tres, como habíamos hecho otras veces. Nos estuvimos bañando tranquilamente hasta que a Caye la llamaron de repente para una suplencia urgente y se tuvo que ir ...
    ... corriendo a trabajar. Anna y yo nos quedamos aún un rato en la piscina hasta que decidimos subirnos.
    
    Como solíamos hacer siempre para subir a casa, teniendo los bañadores mojados, nos liamos las toallas y recorrimos la urbanización y los pasillos del edificio. Así llegamos al piso y Anna me sugirió que si le pasaba el bañador lo echaría a lavar de inmediato, por lo que sin quitarme la toalla me saqué el bañador y se lo dí. Ella, como ya había hecho alguna vez delante de mí, también se desató el bikini y las braguitas manteniendo la toalla puesta.
    
    La lavadora estaba en una terracita de la cocina y Anna se asomó a dejar los bañadores mientras que yo, sin ninguna doble intención, decidí abrir la nevera para coger una cerveza y le ofrecí otra a ella. La aceptó y sin más nos fuimos a beberla al salón. Algo que habría sido muy natural si no tenemos en cuenta que una semana antes esa misma escena había acabado en un pajeo.
    
    Sentados cada uno en un sofá, estuvimos charlando de tonterías hasta que finalmente salió el tema de la noche erótica-festiva. Yo le pedí perdón por si ella se había sentido molesta con nuestra exhibición pero para mi sorpresa me confesó que le había excitado muchísimo vernos hacerlo y que se había hecho un dedo impresionante nada más meterse en su cuarto. Me contó que echaba mucho de menos a su último novio, que era el único con el que había follado en su vida y que cuando se probaba el sexo no era fácil estar a dos velas y conviviendo con una pareja que ...