1. La bella y solitaria esposa


    Fecha: 28/05/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Duncan58, Fuente: SexoSinTabues

    ... porción que podía y que llenaba su boca. Ramón se retorcía de placer mientras le acariciaba su cabeza que subía y bajaba…. - ¡Ay mamacita! -, exclamaba el albañil, - ¡mamacita mía!, repetía y repetía, mientras se retorcía de placer, - ¡nunca me la habían mamado de esa manera!, ¡nunca!. ¡eres la mejor!, ¡la mejor mamadora del mundo!, ¡Ay!. ¡ohhhh!. ¡ay!. ¡y vaya que me la han mamado!-, continuaba, mientras ella no soltaba ni un solo instante su enorme premio, esa recompensa que tanta falta le hacía. Ana solo gemía y balbuceaba lo deliciosa que sabía, pero retiró su boca cuando sintió un par de palpitaciones. - ¡Ahhh!-, exclamó Ramón, en tono más relajado, -no tengas cuidado… te puedo decir con confianza que puedo contener mi chorreada hasta el momento exacto-, le aseguró. Ana aprovechó el momento para tirar la toalla a un lado y lanzarse completamente desnuda sobre el albañil, besándolo con intensa pasión, mientras él acariciaba su espalda y sus nalgas, disfrutando la tersura de su piel y su olor. Se trenzaron y rodaron por la basta cama, de un lado al otro. Ramón metía sus dedos entre las nalgas de Ana y los olía, gozando aquel trance de intenso placer para ambos. - ¿Qué haces con mi calzón y mi brassiere que te robaste? ¿Eeeeh? -, preguntaba Ana en tono sumamente erótico. - Hubiera hecho -, contestó Ramón, -pero ya no lo necesito-, agregó. - ¿Qué hacías entonces?. dime que los olías y te la jalabas con ellos…dime, dime -, le exigía. - Pues si -, aceptó Ramón. – De hecho, ...
    ... ayer entré a tu cuarto y tomé de tu canasta de la ropa sucia unos -, confesó el albañil. - Casi me los meto por la nariz, ¡que rico huele tu panochita mamacita! -, le dijo. - Imagínate culito mío -, dijo Ramón, - imagíname con una mano aspirando tu calzón sucio, saboreando el olor de tu panochita y de tu fundillito…. y con la otra jalándomela con tu calzón tieso de tanto meco… ¡ah!, y tu brassiere atado al tronco de mi macana…-, relató. - Falta de confianza -, le dijo Ana, sonriente. - ¡pero eres un cochino, degenerado!-, le dijo riéndose. - ¡Yo muriéndome de caliente y tú con esa vergota. !, - ¡eres un desconsiderado!, ¿que no me olías, no me veías como me vestía… para ti? -. Se soltaron, quedando un momento al lado de cada quién. Con sus largos dedos, Ramón siguió haciendo cosquilleos en sus senos y su estómago, haciendo que Ana se retorciera. Ella se puso de lado y le sonrió. - ¡Que feo se me fue la onda cuando te empecé a masajear con mis dedos oliendo a mi panocha! -, le dijo. - ¡Hum! -, si, -contestó Ramón. –Ahí me di cuenta que ya te habías chingado… me imaginé que te estabas metiendo los dedos mientras yo me pasaba tu esponja por la verga -, agregó. - Enséñame como le hacías -, pidió el albañil. Ana se llevó obedientemente los dedos índice y medio de su mano, y los introdujo suavemente en su vagina…. –mmmmhhh…, que rico -, gemía. Sacó sus dedos y los llevó a la boca de Ramón…- pruébame-, le ordenó. - Mmmm, mmmm -, gimió Ramón -, ¡fresquecito!, dame más -, pidió. Ana se ...
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