Maduras Anónimas (Cap. 4.5)
Fecha: 30/05/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Incest_Lover, Fuente: CuentoRelatos
Me llamo Margarita, tengo 54, soy la madre de David quien es mi adoración. Hace unos meses que me divorcie de mi marido; no hubo ninguna razón específica, simplemente con el paso de los años se acabó el amor. Yo me quede con la custodia de mi hijo y juntos acabamos mudándonos a un complejo departamental.
Me mude a este lugar por recomendación de mi vieja amiga Victoria quien me dijo que era el lugar perfecto para mujeres como nosotras ya que ella también vive aquí con su marido.
El lugar está bien ubicado, cerca de la escuela donde estudiaría mi hijo y en una zona relativamente tranquila, además la renta era algo que estaba dentro de mi presupuesto.
El divorcio fue algo rápido y sin problemas, prueba de que hacía tiempo nos habíamos distanciado. Me llegue a preocupar que pudiera afectar a mi hijo pero este no mostro ni el más mínimo cambio. Seguía siendo el mismo de siempre.
Si de algo estoy agradecida con mi ex es por haberme ayudado a engendrar a tan excepcional muchacho. Mi hijo es un joven inteligente, perspicaz, amable, educado y, modestia aparte, muy guapo, si bien es cierto que tiende a ser muy solitario la mayoría del tiempo. La verdad es que aun así nunca he tenido problemas con él por ello no tenía inconvenientes en dejarlo solo mientras iba al trabajo, que en muchas ocasiones tenía un horario irregular.
Además las vecinas del complejo nos habían recibido con los brazos abiertos. Era una cosa curiosa, la mayoría de las inquilinas eran mujeres ...
... maduras más o menos de mi edad. Aunque algunas vivían con sus maridos y/o sus hijos, varias de ellas estaban solas, ya sea por divorcio, por viudez o soltería.
Sin importar su estado civil todas eran atentas y amigables, incluyendo a la dueña y casera del lugar, Doña Elide.
Durante las primeras semanas las cosas marchaban bien; mi hijo se estaba preparando para entrar a la escuela, Victoria me había conseguido trabajo de doctora en la clínica donde ella laboraba y había hecho muchas buenas amigas en el complejo.
Recuerdo que una noche en particular, al salir a beber un poco con Victoria, esta me pregunto si tenía pensado buscar una relación con otro hombre. Lo cierto es que no me interesaba en lo más mínimo, prefería quedarme soltera y dedicarme a mi hijo, no me apetecía depender de ningún hombre.
-¿Y qué hay del sexo? Según recuerdo tú eras bien caliente, seguro echaras de menos la polla de un hombre.- dijo Victoria, quien como siempre gustaba de hablar sin pelos en la lengua.
Era cierto que durante mi juventud yo era algo fogosa, no en el sentido de ser una zorra que se acuesta con cualquiera sino que era de mente abierta, siempre dispuesta a probar experiencias nuevas. Había practicado el anal, la lluvia dorada, las orgias, entre otras cosas. Inclusive una vez Victoria y yo habíamos follado juntas en la universidad.
El paso de los años y la maternidad habían apagado ese fuego interior, incluso desde antes del divorcio ya casi no follaba mucho con mi marido, ...