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El colector del autobús
Fecha: 02/06/2020, Categorías: Gays Autor: alej97, Fuente: SexoSinTabues
... demostraban ganas de saciarse, ganas de sexo, ganas de querer cogerme hasta más no poder. Y yo feliz de que me viera así y que se sintiera de esa manera. Estando en la posición que estábamos, él se quitó el short y el bóxer, y quedó completamente desnudo y lentamente se pegó a mi cuerpo. Fue ahí donde pude sentir su guebo pegado a mis nalgas y su pecho tocando por completo a mi espalda y sentí la gloria, se sentía muy rico de verdad, tener a ese hombre ahí, para mí solo era lo mejor. No, no era lo mejor, lo mejor llegó cuando comenzó a rozarme su guebo lentamente por el culo, por toda la línea que separa mis glúteos, ahí sí que sentí la gloria, y fue tanto lo excitado que estaba que con mis manos lo agarré por el pelo y sus labios quedaron a la altura de mi cachete izquierdo, y le supliqué, jadiando: —Métemelo —Ten calma bebé, ¿tan desesperadito estás? —esto lo dijo sonriendo, casi que aprovechándose de mis ganas de tenerlo dentro. —Métemelo, métemelo anda. Pero hizo caso omiso de mis suplicas y siguió es su subida y bajada con el guebo a mis nalgas. Mientras, yo suspiraba. Luego habló. — ¿Lo quieres adentro? —preguntó en la puntica de mi oreja. Yo solo asentí. —Mámamelo primero, lubrícamelo. No respondí y me incorporé hasta estar de rodillas y él se puso de pie. Al fin pude verle el guebo como era, y era bello. Tenía el guebo bello realmente. Era grande, carnoso, como hecho de acuerdo a su contextura, era largo, lo suficiente como para satisfacerme por un buen rato. No se ...
... direccionaba hacia ningún lado, ni hacia la izquierda ni hacia la derecha, estaba directo a mi cara, apuntaba mi boca, lo toqué con ambas manos y comencé a masturbarlo, cosa que a él le gustó porque suspiró. Me detuve y le pasé la lengua desde abajo hacia el glande muy lentamente y cuando llegué a la cabeza me la metí en la boca cuidando que mis dientes no los lastimaran, y succioné su glande, hasta soltarlo por un segundo. Lo vi a la cara buscando su aprobación y él asintió. Eso fue más que suficiente para mí para seguir. Volví a bajar pasando la lengua de un lado y del otro hasta llegar al glande, se lo succioné un poco y comencé a tragarme todo guebo suyo, hasta más de la mitad me lo pude meter en la boca, el resto no cupo, pero me lo metí lentamente, cuestión de no dar arcadas y teniéndolo todo dentro, lo chupé poco una chupeta, como si fuese un caramelo, luego, con una mano, comencé a masturbarlo y aun seguía mamándoselo, le gustó mucho que hiciera eso, tanto, que me quitó la mano de su guebo y con sus dos manos me tomó del pelo y trató de atragantarme metiéndome el guebo hasta la garganta, haciendo que segregara más saliva de lo habitual. Instintivamente lo saqué de mi boca. Luego me lo volví a meter en la boca y sentí que me cabía un poco más. Él desde arriba, solo gemía y suspiraba. —Uff, siii, así, así, uff, qué rico lo mamas bebé. Luego se sentó en una butaca, un asiento de atrás, de modo que quedé de rodillas y mi culo apuntando hacia el otro lado del pasillo. Por un ...