1. Verónica, una lectora que se convierte en uno de mis relatos


    Fecha: 04/06/2020, Categorías: Voyerismo Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... piernas eran proporcionalmente simétricas a su lindo y pequeño cuerpo, pero bastante gruesas. Estimé que entre sus piernas y trasero, ahí se acumulaban proporcionalmente el peso de esta muñeca que no debería de pesar más de 110 libras. Nos saludamos con un corto beso por sobre los labios, y supe que aquello vendría a convertirse en una realidad.
    
    Quizá por el tiempo que teníamos en comunicarnos a través de correos electrónicos y el teléfono, la plática fue mas de confianza y llevadera. No sucumbimos al tema sexual, fue más que todo un ambiente para romper el hielo. Obviamente los dos nos extendimos cumplidos el uno al otro y quizá lo único sexual que llegó en los primeros minutos, fue cuando Verónica al verme comer un coctel de frutas y tomar jugo de toronja, me recordó lo que algunas veces las muchachas con las que he tenido sexo oral y he hecho parte de mis relatos, algunas enfatizan el sabor a frutas que tiene mi esperma: Quizá sea por eso. –dijo verónica en referencia. Lo demás fue más trivial, quizá porque sabíamos que eran las nueve de la mañana y tendríamos hasta las tres de la tarde para saciarnos nuestros instintos. La verdad que la primera hora de conocernos fue una que parecía una entrevista entre un escritor y lector.
    
    Después de consumir algunos jugos y frutas, la invito a pasar a mi habitación de hotel y le vuelvo a recordar que no se sienta obligada a nada, que si ella no lo desea, puede retirarse a su casa y que no habría problema. Me aflige y me ...
    ... desespera con su silencio, pero después de una pausa responde con un afirmativo diciendo: Pasemos.
    
    Debido a la temporada festiva, no pude reservar una habitación regular, y tuve que alquilar una suite la cual cuenta con un baño bastante grande y un jacuzzi que realmente invita a darse un delicioso masaje. Vamos por los pasillos hablando y haciendo algunas bromas y es en el ascensor donde la plática se vuelve seria y donde cada quien comienza a poner las reglas a seguir:
    
    —¿Estás en algún control de natalidad?
    
    —No. –contesta ella.
    
    —¿Estás nerviosa?
    
    —¡Un poco!
    
    Me le acerco y la abrazo y siento que su cuerpo tiembla y se estremece contra mi pecho. Huelo su perfume, me gusta con luce y huele su cabello, levanto su infantil rostro y de nuevo le doy un beso por sobre los labios. Ella corresponde y abre la boca, como invitándome a penetrarla con mi lengua. No es posible, pues el ascensor para y otros huéspedes lo abordan. Verónica me ha tomado del brazo y pienso que las personas que han abordado el ascensor han de pensar que es mi nieta, o que quizá soy un pervertido que le gusta asaltar cunas. Como sea, es una sensación extraña estar llevando del brazo a una chica que literalmente puede ser mi hija y Verónica con su rostro infantil y su diminuto pero bien formado cuerpo, realmente aparenta tener, trece o catorce años.
    
    Llegamos al piso donde esta mi habitación, los pasillos parecen vacíos y me tomo la libertad de llegar a su bien pronunciada cintura con mis manos. De ...
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