1. Las ayudas de mi suegra


    Fecha: 04/06/2020, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... encuentra.
    
    Y no respondí nada, solamente levantándome del sofá en el que estaba, me abracé a ella y comencé a llorar diciendo: - Señora, usted no sabe lo difícil que es para mí todo lo que estoy viviendo, no sabe lo mal que me siento de ver a mi mujer enferma y yo sin poder hacer nada, además señora yo comprendo la situación de mi esposa, pero sea como sea soy hombre y tengo necesidades que no puedo solventar solo señora, yo sé que usted no debería escuchar esto, y le pido disculpas por decirlo, pero es que no tengo nadie más con quien desahogar mis penas.
    
    Ella me escuchaba en silencio y añadió: - yo lo entiendo Roberto, pero es mejor que vaya a su cuarto y descanse. Yo haciendo caso de lo que me decía mi suegra, fui hacia mi cuarto a descansar, había hablado más de la cuenta. Entré a mi habitación, me quité toda la ropa y desnudo me dejé caer sobre la cama tratando de conciliar el sueño. Estaba empezando a quedarme dormido cuando se abrió la puerta de mi cuarto, en la penumbra que iluminaba la entrada pude ver a mi suegra entrar y cerrar la puerta tras ella.
    
    Colocándose frente a mi cama, levantó sus manos y cuidadosamente retiró de sus hombros el camisón que cubría su cuerpo, éste cayó a sus pies revelando un cuerpo espectacular, sus pechos eran grandes y blancos coronados con un pezón café y paradito, esos senos se mostraban aún firmes para su edad, su piel era blanca, su vientre era liso salvo por algunas señas resultado del paso de los años, sus caderas eran ...
    ... anchas y definidas, y su monte de Venus se veía muy excitante, cubierto con algunos vellos finos, su trasero era grande y redondo, y se veía muy firma, aquella visión me dejó sin aliento e hizo que mi verga se pusiera dura y grande en un instante, ella caminó despacio hasta la cama y acostándose a mi lado, se acercó, el sentir su cuerpo caliente junto al mío, hizo que mi verga creciera aún más, acercó su boca a mi oído y así hablo: - Roberto yo sé que soy una mujer vieja y que en las artes del amor, tengo muy poco que le pueda dar, pero quiero que sepa que siento mucho lo que le pasa con mi hija y si de algo le sirve aquí tiene el cuerpo de esta vieja para que pueda desahogar en él sus necesidades sexuales, quizás no le sirva de mucho pero por favor no quiero verlo sufrir más.
    
    Y diciendo esto puso de nuevo su cabeza sobre la almohada y quedó mirando hacia el techo, abrió un poco las piernas y dijo: - Aquí esta mi vagina, venga y meta su pene en ella, no es una vagina joven ni fresca pero sepa que sí tiene mucho tiempo sin uso, por lo que le puedo asegurar que está estrecha.
    
    Yo al escuchar tales palabras y al contemplarla así, me giré hacia ella y acercando mi boca a la suya, la besé ardientemente, ella respondió abriendo sus labios y dejando que mi lengua entrase en su boca buscando la suya, con mis manos empecé a acariciar sus senos esos senos grandes y redondos que tenía para mí, los acariciaba despacio pasando las yemas de mis dedos sobre sus pezones, besé su cuello con ...
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