El diario de papá 2: Miedo y deseo
Fecha: 12/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Mi primer día con Laura me tenía asustado. Desperté y la encontré dormida a mi lado, la luz del día inundaba la habitación. Nunca me consideré pedófilo, aunque creo que lo soy, yo amaba a mi hija por ser mi hija. Laura era una niña de apenas 13 años hermosa, su cuerpo era macizo y su piel suave, sus muslos carnosos brillaban con la luz en un matiz de tonos casi infinitos. No parecía respirar, solo su pequeño ombligo se desplazaba un poco, no hacía ruido alguno. Su sexo sin vello estaba brillante por un poco de fluido. Si bien era el sexo de una niña, no el de una niña virgen. Los labios ligeramente separados y ese pequeño hueco oscuro al final de los mismos delataban que alguien ya había entrado y forzado su cuerpo. Recordé la vez que desvirgue a mi hija loco de deseo, y el enorme esfuerzo que ella hizo para contenerme. Me pregunté cómo habría sido la primera vez de Laura. A mi niña al final le brotaban gruesas lágrimas y su voz estaba cortada por el esfuerzo, pero estaba feliz de que su papi al fin hubiera estado con ella. Yo me resistí, incluso le prometí que en un año lo haríamos, pero ella no cedió y con caricias y palabras que sabía me incendiaban había logrado que la penetrara esa noche. Después de eyacular y recobrar la razón me horroricé al ver como de entre las piernas de mi hija, de su vagina roja y dilatada, emanaba sangre y semen. Ella dijo “papí” tan dulce mente que alejó el miedo. La miré al rostro y la vi sonriendo, “Te amo papi, gracias, fue hermoso… ...
... Abrázame”. Esa vez ella me sedujo y absolvió, ella sabía cómo tratar conmigo. Yo me debatía entre el deseo y la culpa, pero ella me enseñó que si bien todo el mundo podía condenarme, ella solo me amaba. En esa mañana mi hija no estaba y era otra niña la que dormía con su vientre brillante de mi semen ¿Qué pasaría cuando abriera los ojos? Estaba pensando en eso cuando subí su playera. No sé qué parte de mi degenerado subconsciente tomó el control de mis manos pero alcé sin pensar la camiseta de Laura para ver sus pezones, no digo sus pechos, porque prácticamente no tenía, eran apenas un par de pezones marrón claro sin textura, lizos y dormidos. Ella abrió los ojos poco después y me encontró mirándola fijamente - Buenos días – dijo - Buenos días Gatita – Ella no hizo por cubrir su desnudez, solo se quedó quieta. Nos quedamos así un buen rato hasta que ella no soportó más. - Tengo que ir al baño – Dijo - Si claro – Me levanté para que ella pudiera pasar al baño de mi recamara –Es ahí. Ella se levantó y fue corriendo al baño, no cerró la puerta al entrar y pude escuchar como el chorro de su orina se estrellaba contra la porcelana. Poco después de que el sonido cesó, salió caminando con paso lento y mirada baja. Se plantó frente a mí, yo seguía sentado en la cama, y se quitó la playera que era su única prenda. De nuevo nos quedamos mirándonos por un largo rato, yo la veía a los ojos preguntándome que esperaba de mí, y creo que ella hacía lo mismo. - ¿No te gusto? – Me había abrazado para ...