Una historia de amor filial
Fecha: 16/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: barquidas, Fuente: RelatosEróticos
... ellos juntos.
Elena abrió de nuevo los ojos y con gesto entre cansado y aburrido, aunque más exacto sería decir que con desgana, sin importarle nada lo más mínimo. Su mirada se paseó por la superficie de la mesa de despacho casi sin ver lo que miraba. Y así fue que, aunque su mirada pasó sobre ella, no la vio. Cerró de nuevo los ojos y echó hacia atrás la cabeza.
Entonces la memoria o, tal vez, el subconsciente, quién sabe, devolvió a su mente la imagen que antes mirara sin verla: Aquella cosita pequeña, blanca y rectangular. Un sobre, una carta. Abrió los ojos y los dirigió directos al lugar que sabía estaba, apoyado en la escribanía que presidía la mesa. Lo miró fijamente, como hipnotizada, pero sin extender la mano hacia él, hacia aquel sobre blanco, inmaculado. En su superficie, garrapateada a mano, dos solas palabras: “Para mamá”. Sí, sabía de quién era la carta; lo sabía desde antes de abrir los ojos, pues su subconsciente, o lo que fuera, había retenido lo que su retina viera sin que su cerebro se enterara de ello, por lo que cuando en su mente apareció la imagen del sobre en él estaba ese garrapateado y lo leyó con toda nitidez: “Para mamá”.
Pero Elena se quedó quieta, inmóvil, como si una fuerza invisible la inmovilizara. Al fin alargó la mano y sus dedos tocaron el papel. Al momento, como si le quemara o emitiera algo que la repeliera, lo soltó y recuperó su brazo y mano. Volvió a mirar ese sobre y, por fin, se decidió a tomarle, a cogerle, pero con la ...
... misma aprensión que antes lo tocara.
Se le quedó mirando. A punto estuvo de rasgarle y arrojarlo a la caja del reciclaje, pues ¿qué podría decirle Daniel? Excusarse, desde luego, pero ¿valían excusas a una violación?... No obstante, rasgó el sobre, extrajo la carta y se puso a leerla. Empezó con el desánimo con que volviera a abrir los ojos, pero según leía el interés se le despertaba, hasta que en un momento dejó la carta a un lado y salió del despacho a toda prisa.
Casi corriendo alcanzó el despacho de Dirección, el de Daniel, su hijo, pero se encontró con que la puerta no cedía, estaba cerrada con llave. Pasó al despacho de la Secretaria de Dirección, la secretaria personal de su hijo Daniel
Elena no oyó más. Simplemente abandonó el despacho de la secretaria de Dirección y regresó al suyo. Tomó su abrigo y bolso y a toda prisa salió de la planta y del edificio de la Empresa, con el corazón en la garganta: Daniel, Dani, su hijo Dani, seguro había ido a hacer lo que prometía en la carta, entregarse a la policía como autor de una violación, la de su propia madre.
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Desde muy pequeño Daniel había empezado a odiar a su madre. Todavía no alcanzaba los cuatro años cuando por vez primera la vio encamada con un hombre que no era su padre. De antes, de bastante antes, algún amigo de su padre visitaba la casa cuando su padre no estaba. A Daniel eso no le extrañaba, para él eso era algo natural pues los amigos de papá solían venir mucho a casa, a ...