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Compañera de oficina apta para todo servicio. ¡Qué perra!
Fecha: 17/06/2020, Categorías: Gays Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... de un informe y ni siquiera había reparado en la hora. Angeles pasó a saludarme, cosa totalmente habitual, el consabido beso de saludo me recordó: —Y... ya es hora de irnos... ¿te espero un poco más? —Uff, sabés que me había olvidado, cierro y te alcanzo abajo, ¡sí espérame. Bajé lo más rápido que pude, cuando llegué a la planta baja, y ella estaba conversando con otras compañeras de oficina y me saludo con un “—hasta mañana jefe”, con el tono habitual, fue el primer síntoma de que hacía que algo tan pueril no fuera observado por los ajenos, me fui encaminando, despacio hasta el garaje para retirar el auto, sabiendo que vendría tras mis pasos. Cuando abría la puerta se apareció del lado opuesto, se quedó esperando que galantemente abriera la de ella. Nos dirigimos a una tienda de ropa para jovencitas, el regalo para mi sobrina, dejando que fuera ella la que hiciera la elección de lo más adecuado. Cumplida la tarea, cargué la bolsa en el y ahí nomás le dije que ya estaba cumplida la tarea, las gracias por el favor, bueno, lo usual en estos casos. —Cumplida no, ahora falta que me invites un café por lo menos y luego… que me acerques a casa como prometiste si te ayudaba en las compras, ¿no te acordás? —Y dónde vamos a tomar el café? -Donde quieras fue la respuesta… dejando espacio para tantas cosas… Ahí no más, en una inspiración de audacia (impulsado por el ratoneo previo) le dije: —¿y si compro unas masas y lo tomamos en tu casa?, “como a lo mejor no ...
... tienes quien te espere…” —Dale, ¡qué buena idea! La cosa se dio así, con total naturalidad, aproveché la oportunidad que me daba con esa sonrisa que brotaba de su boca tan sensual, que siempre me había seducido y hasta en algún momento soñado con comérsela, sin dejar de respirar. Como excusa puedo decir en mi favor es que andaba algo caliente, pues con mi mujer estábamos un tanto peleados por esos días y me tenía a dieta, sin nada de sexo. —Ponte cómodo mientras hago café, si quieres puedes servir unos tragos. No sé en qué momento ni cómo, pero el “amigo” se erectó. Todo fue muy rápido y en un movimiento para alcanzarle el vaso nuestros cuerpos se acercaron más de lo prudente y sentí el aroma que emanaba de su cuello, diría que mi estado de abstinencia me hacía tan sensitivo que hasta podía percibir las feromonas de la hembra en celo. Esa fina sensibilidad actuó como un semáforo del deseo, dándome una luz verde para el avance. Me sonreía, como siempre, pero distinta, pura sensualidad, al inclinarse un poco más hasta me pareció percibir un nítido suspiro. La suerte estaba echada, ¡ahora o nunca! Aproveché el momento de dejó la copa, me acerqué a ella con clara intencionalidad que iba en busca de algo más…. No hizo nada para impedirlo, me pareció que intentaba una débil reacción, pero fue nada más que eso, que mis brazos encarcelaran su cuerpo, que mi boca comiera la suya, sin dejar de respirar, enloquecida y afiebrada solo quería saciar su calor en esa boca tan ...