1. Barra pan


    Fecha: 24/06/2020, Categorías: Anal Autor: Maria4manos, Fuente: CuentoRelatos

    ... clítoris hasta la entrada de mi vagina. Lo prohibido de la situación. Abrí los ojos, los puse en blanco, me iba a desvanecer…
    
    Él se incorporó, se bajó del todo la cremallera del mono, y sacando un pene totalmente erecto y surcado por gruesas venas, lo mostró con orgullo mientras lo introducía en el hueco que sus dedos habían dejado en el helado con enorme satisfacción. El chocolate derretido cayó sobre mí al inclinar el bote, y me pareció lo más excitante que había visto en años, cuando aún disfrutaba con el porno. Él disfrutó un rato rotando el bote de helado sobre su durísima polla mientras yo lo devoraba con los ojos. Ese pequeño descanso me permitió rehacerme y para cuando él dejó de jugar con el helado y se lo echo por el pecho, yo ya podía volverme a sorprender.
    
    Quise extendérselo con mis manos, con mi propia boca si fuera posible, pero él no me dejó. Se inclinó sobre mí apoyando el capullo sobre mi clítoris y deslizando su pecho sobre el mío, fundiendo los 300 mililitros de helado de chocolate entre sollozos y gruñidos de puro placer. ¡Joder! ¡Hasta notaba los trocitos de cobertura rozándose contra mí! Era lo más excitante que me habían hecho nunca, y mientras tanto la presión de la punta sobre mi entrepierna, me mantenían en un punto de tensión sexual insostenible.
    
    Cuando el helado dejó de ser líquido para ser pegajoso, y su pene empezaba a querer deslizarse entre mis pliegues, él se incorporó, me agarró las piernas por las rodillas, y me las subió a su ...
    ... pecho. No era especialmente alto, así que la altura le quedó perfecta para penetrarme sin más celebraciones. Aquella embestida me hizo ahogar un grito y separé mis brazos para buscar apoyo de lo que se me venía encima. En aquella posición estaba totalmente a su disposición, y cada vez que volvía a empujarme todo mi ser se contraía de placer. Mi vagina se había adaptado perfectamente a aquel miembro tan impetuoso, ya bien preparada gracias a las atenciones previas recibidas. Y realmente ya no podía soportar más estímulo sin una buena penetración, profunda y rítmica como a la que estaba siendo sometida. Cuando empezó a masajear con los pulgares mis pezones, tuve un segundo de lucidez mental en el que fui totalmente consciente de lo que estaba pasando en aquel momento, y sentí que mi gozo aumentaba con cada nueva penetración.
    
    Juntó mis piernas mientras continuaba bombeando, lo cual aumentó mi sensibilidad en toda la zona, igual que le debió de suceder a él, porque empezó a aumentar el ritmo y sus exhalaciones, cada vez más explosivas. Pude notar un mayor aumento de su erección, lo cual me preparó para recibir una ducha de semen sobre mi pecho entre sus gemidos y los míos.
    
    Entonces se dejó caer en el suelo mientras aún convulsionaba, y aproveché mi momento de libertad para subirme sobre él y empezar a deslizar mi vagina y mi clítoris sobre su pene. Aún estaba erecto, y aquella presión y humedad era perfecta para mis propósitos. Él extendía su semen por mi cuerpo, masajeando mis ...