1. Mariel, mi madrastra puta


    Fecha: 25/06/2020, Categorías: Incesto Autor: Carlos Zeta, Fuente: CuentoRelatos

    ... favor. β€” agregué. β€” dejame terminar primero el cuatrimestre. Necesito concentrarme en el estudio, y las mudanzas toman su tiempo viste.
    
    β€” Por su puesto Carlitos. β€” Me dijo. Hace mucho que no me llamaba así. β€” Por supuesto. β€” Repitió, y me dio una palmada en el hombro, la cual era la máxima expresión física de afecto que nos permitíamos entre nosotros. Sonrió orgulloso, y se fue a la habitación de la puta de Mariel.
    
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    Me quedé despierto estudiando para el parcial, pero la verdad que no me podía concentrar. Tenía que evitar que mi viejo se case con esa zorra. ¿Cómo iba a formar una familia con una mujer que lo traicionaba con su propio hijo? La idea era absurda.
    
    Cuando se hicieron las cuatro de la madrugada, fui a dormir unas horas, pero me fue imposible conciliar el sueño. Estuve un rato cavilando qué haría, hasta que me levanté de la cama y me dirigí al cuarto de papá.
    
    Probablemente no hubiese hecho eso si no estuviese trasnochado, y con la cabeza tan alienada. Pero lo hice.
    
    Abrí la puerta apenas, y cuando oí los ronquidos del viejo, entré.
    
    Estaba totalmente oscuro. Caminé, sigiloso, esperando no chocar con nada. Fui tanteando la cama, y avancé hasta el lado donde dormía Mariel. Sentí su cuerpo a través de las sábanas. La sacudí un poco, hasta que se despertó, sobresaltada.
    
    β€” ¿Qué pasa? β€” preguntó.
    
    Yo le tapé la boca, acerqué mis labios a su oreja y le susurré:
    
    β€” Vos te venís conmigo, zorra.
    
    Se aferró al colchón. Yo la arrastré con fuerza. ...
    ... Cuando las sábanas se estiraron por el forcejeo, el viejo se removió sobre sí mismo, y balbuceó algo ininteligible.
    
    β€” Vos venís conmigo. β€” repetí.
    
    La llevé a los tirones abajo. Estaba temblando. Sólo vestía su ropa interior. Un conjunto blanco.
    
    β€” Así que querés que me vaya. β€” le dije. Haciéndola arrodillarse en el piso duro.
    
    β€” Sí, ya estoy cansada de esto, y si no le digo nada a tu papá es porque no quiero lastimarlo, y no quiero separarme de él por tu culpa. β€” dijo, con la cabeza erguida. β€” Tenés que parar con esta locura. No te comportás como un chico normal. β€” trató de levantarse, pero de un empujón la volví a poner de rodillas. β€” ¿ya ahora qué? ¿Me vas a coger de nuevo por la fuerza? β€” preguntó.
    
    Me bajé el cierre del pantalón y le mostré mi poronga hinchada y dura.
    
    No hizo falta decir nada. La arrimé a sus labios. Fingió que no quería, pero cuando le tironeé el pelo, gritó de dolor, y yo le metí mi sexo en la boca.
    
    β€” Chupámela zorra. β€” le dije, y con un movimiento pélvico se la metí más a dentro. La zorra no chupaba. β€” chupala, si sabemos que te gusta. β€” repetí. Saqué la pija y empecé a darle golpes en la cara con el tronco. β€” la vas a chupar, porque sos una puta.
    
    Ella rompió a llorar. Odiaba cuando hacía eso. Su cara estaba toda mojada de lágrimas. Yo froté mi miembro sobre ella.
    
    β€” Me la vas a chupar, yo sé que querés. β€” le di unos golpes más en la cara, y entonces ella abrió la boca. β€” Así me gusta. Llename de saliva. Pasá la lengüita por la ...