Mariel, mi madrastra puta
Fecha: 25/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Carlos Zeta, Fuente: CuentoRelatos
... di cuenta que tenía gotitas de transpiración encima de las tetas.
— Me voy a dar una ducha y luego a dormir. — dijo, como si alguien se lo hubiese preguntado. Y se fue al baño mostrándome el culo.
De pura curiosidad, y para saber qué tan calientapijas era, me acerqué al baño, y vi a través de la cerradura: Le yegua se duchaba, y no había corrido la cortina para taparse. De hecho, sí la había corrido, pero para asegurarse de quedar a merced de cualquiera que quisiese verla.
Tenía el cuerpo atlético. Los músculos de los brazos y piernas se le marcaban, pero no tanto como para dejar de ser femenina. Estaba completamente depilada, y se pasaba el jabón por todo el cuerpo. Su piel bronceada resultaba muy llamativa cuando estaba mojada. Tenía un cuerpo imponente. Mi pija ya estaba hinchada desde que la vi en tanga, pero ahora se había endurecido por completo. Volví al living y seguí mirando la serie. Mi miembro tardó bastante en ponerse flácido.
Solía hacer ejercicios delante del televisor. Se ponía calzas ajustadísimas. Cuando yo volvía de la facultad solía encontrármela toda transpirada, tirada en el piso, haciendo ejercicios para endurecer los glúteos. Yo la saludaba, le echaba una fugaz mirada y seguía con lo mío.
En otra ocasión, cuando se estaba poniendo un vestido para salir con mi papá, que todavía no volvía del trabajo, me pidió que la ayude a levantar el cierre del vestido.
Me puse a su espalda. Ella tenía el pelo recogido y por primera vez vi un tatuaje ...
... en su nuca, el cual consistía en una flor perfectamente simétrica, dibujada prolijamente justo en el medio de la nuca.
— Lindo tatuaje. — le dije.
— Gracias. Me dijo. Mientras yo agarraba el cierre. Antes de cerrarle el vestido, tironeé levemente del cierre, y mirando hacia abajo, noté que llevaba una diminuta tanga blanca. — ¿te parece sexy? — me preguntó.
Al principio me desconcertó. ¿Se refería a si su tanga era sexy? Por supuesto que lo era. Pero ¿Me había visto observarla y la muy puta me preguntaba eso?
— ¿Qué? — Pregunté.
— El tatuaje… ¿te parece sexy? — aclaró ella, riendo.
— Ah, sí. A papá seguro que le gusta. — dije yo, remarcando la palabra papá, para que la puta recuerde de quién es pareja, y no ande preguntando cosas desubicadas a otros.
El viejo llegó al rato y se fueron a cenar afuera. Cuando volvieron, a la madrugada, escuché cómo se movía la cama de ellos. El viejo la estaba pasando bien, y seguramente le había gustado verla en tanga tanto como a mí.
3
No entendía esa actitud de Mariel de andarse mostrando con poca ropa por toda la casa. Y menos entendía a mi papá que no parecía importarle.
Cuando llegó el calor la cosa fue peor, porque aprovechaba para andar en minishorts, y polleritas bien cortas.
Un día yo estaba haciendo un trabajo práctico en la computadora, cuando ella me interrumpió.
— ¿Te puedo hacer una pregunta Gaby?
— Sí, decime. — le dije, sin apartar los ojos del monitor.
— ¿Yo te caigo bien?
Ahora sí ...