1. Un catesismo muy partícular


    Fecha: 30/06/2020, Categorías: Gays Autor: robertojrz, Fuente: SexoSinTabues

    El Padre Paco es un párroco muy vivaz y animoso. A sus 45 años se ve muy bien conservado, solo unas sutiles franjas grises en sus sienes delatan su edad, pero le van muy bien, ya que lo hacen parecer actor de cine interpretando el papel de un sacerdote. Es un secreto a voces que la mayoría de las feligresas lanzan uno q otro suspiro por él, pero lo toma con humor y nunca comenta nada al respecto, él esta muy bien definido. Muy seguido organiza actividades para ayudar a la comunidad, ha formado un pequeño dispensario medico, en el que atiende a los mas necesitados de su comunidad, aun que si le preguntáramos cual es su actividad favorita, seguro que contestaría que el dar catequesis a los pequeños. Claro que tienen un grupo de parroquianos que se encargan de esta tarea, sin embargo, cada temporada el brinda algo de su tiempo para impartir personalmente el catecismo a uno o dos niños que él haya visto destaquen en el grupo. "Siempre hay q estar con los ojos muy abiertos, nunca se sabe cual de estos niños pueda en un futuro entregar su vida a dios, hay q alentarlos", dice él cuando le preguntan el por que de estas clases privadas. Como cada domingo, Luisito toco a la puerta de la casa parroquial en donde lo esperaba el Padre Paco para la clase de ese día. —Pasa Luisito—le invitó el Padre desde dentro. Luisito empujó la puerta que se encontraba solo entrecerrada y entró con su libreta bajo el brazo. El pequeño de 13 años demostró ser muy disciplinado en el grupo y mostró mucho ...
    ... interés por las clases que le eran impartidas, y así fue como se ganó el privilegio de recibir el catecismo por el propio Padre. Es un niño delgado y de piel blanca, de lacios cabellos claros de un tono rubio oscuro. Luisito se sentó enseguida en la silla que estaba dispuesta al centro de la habitación. El lugar era acogedor, si siempre pulcramente limpio, gracias a la intervención de una de las fieles que se encargaba de la limpieza así como de la alimentación del Padre. —¿Trajiste tu tarea Luisito?—preguntó desde la otra habitación el sacerdote. —Si, Padre—contesta el pequeño con su voz de soprano. —Muy bien, es siempre un gusto ver el empeño que pones en tu catecismo—lo alentó el Padre mientras entraba en la estancia, con una charola en la que descansaba un vaso con leche y unas cuantas galletas—. Después de la clase de hoy, tomaremos un refrigerio. Tu mamá me dijo q estas galletas son tus favoritas, y después de todo lo que has trabajado, creo q te lo mereces. —Gracias—dijo el niño con una sonrisa tímida. El Padre Paco dejó la charola en una mesa a un lado de ellos y después caminó hacia el niño, con su larga sotana negra ondeando tras de él. —Muy bien Luisito, hay q comenzar. Primero hay q dar gracias por estar aquí hoy y pedirle a Dios que abra tu corazón para recibir su enseñanza—diciendo esto el Padre, de pie frente al niño, se persigno para comenzar la oración, a su vez que el niño se hincaba haciendo la señal de la cruz en su pequeño pecho. —Muy bien Luisito, ya sabes ...
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