1. Un catesismo muy partícular


    Fecha: 30/06/2020, Categorías: Gays Autor: robertojrz, Fuente: SexoSinTabues

    ... cual es la mejor manera de honrar al Señor. —Si Padre—asintió el pequeño—, honrarlo a través de usted. —Así es Luisito, por que yo soy Su siervo—dijo el Padre dando por buena su respuesta, al tiempo que comenzaba a subir su sotana, mostrando sus fuertes piernas desnudas y continuando hasta descubrir su ingle, mostrando, como cada domingo, que no llevaba absolutamente nada debajo de esa sagrada prenda. Justo frente al niño estaba la verga semierecta del sacerdote, con un par de huevos grandes que colgaban pesadamente. —Muy bien, Luisito, comencemos la oración—le indicó el Padre al niño, poniendo una de sus manos en la cabeza del pequeño y acercándolo hacía su verga que comenzaba a ponerse dura. El niño se santiguó una vez más antes de abrir la boca para engullir el pene del santo hombre. —Señor—comenzó a oral el Padre—, complácete en mi, tu fiel siervo y en este tu pequeño hijo, que esta hoy aquí, postrado ante ti con devoción… Luisito chupaba fervientemente la verga del sacerdote, mientras con sus dos manos acariciaba los grandes huevos. «Diosito quiero recibir tu bendición para aprender tu Palabra» oraba el niño con sus ojos cerrados mientras pasaba su lengua por la hinchada cabeza de la verga. —Seños, mira a tu pequeño hijo entregado fielmente a ti—continuaba su oración el sacerdote, alzado levemente la voz, y gimiendo dada vez que el pequeño metía su verga en la boca—. Sigue así Luisito, estas haciendo muy feliz al Señor, el pronto mandara su bendición para ti. El niño ...
    ... sonrió sin dejar de lamer la verga, grande y gruesa. Lamiendo desde sus huevos hasta terminar en la punta que chorreaba percum. El pene del Padre era tan largo como la carita del pequeño y tan gruesa que le era un poco difícil meterla en su boquita, pero su gran fe le ayudaba. —Así hijo mió, muestra a Dios cuanto lo amas. El Padre tenia ambas manos sobre la cabeza del pequeño, haciendo una leve presión para q tragara la mayor parte posible de su enorme verga. «Diosito, dame tu bendición, dame tu bendición» repetía en su mente el pequeño. —Señor, derrama sobre este pequeño tu bendición—comenzó a decir el sacerdote con voz entre cortada y fuerte, estremeciéndose cada vez mas y el niño, contento redoblo esfuerzos para honrrar a Dios, alegre al saber que estaba próximo a recibir su bendición—Vierte sobre él tu Gracia y llénalo con tu paz. ¡Hijo recibe la bendición de Dios! —Gritó el sacerdote mientras de su verga salían dos gruesos disparos directamente a la garganta de Luisito, quien contento trató de tragarlo todo. «Gracias, Señor» oraba el niño. —Que tu bendición abra la mente de este pequeño para recibir tu palabra—decía el sacerdote para finalizar la oración, mientras suspiraba con los últimos espasmos cada vez que el pequeño Luis deslizaba su lengua sobre el glande para recoger hasta la última gota del elixir bendito. —Gracias, Señor—dijo el niño en voz alta mientras se santiguaba. —El Señor esta complacido contigo, Luisito. Él ha vertido sobre ti su bendición para que su ...
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