El Pasado de Pamela
Fecha: 04/07/2020,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... hacía.
De hecho, comencé a actuar como ella y a pesar de que nunca le fui infiel, coqueteaba con otras chicas a sus espaldas, castigaba sus errores con indiferencia y cuando quería disfrutar de ella, lo hacía.
Nuestra relación se había vuelto una constante lucha de poder, en el que “La mejor defensa, es una buena ofensa” se había convertido nuestro lema. Cuando una hacía algo que lastimaba a la otra, en vez de hablarlo y solucionarlo, buscábamos la manera de regresar el golpe con el doble de fuerza.
En una ocasión, le había pedido a Sara que no tomara pues habíamos conducido hasta ahí y yo no sabía manejar estándar, ignoró mi petición y al poco tiempo ya estaba borracha.
Lo que hice fue: acercarme a platicar con una chica que también sabía manejar con velocidades y le pedí que me llevara a casa, dejando a Sara, sola y borracha, en el lugar de la fiesta.
Le invité unas copas a la chica que me llevó, le pedí su celular para no parecer demasiado desinteresada y la mandé a casa. Pensé que Sara llegaría un par de horas después en un taxi, sin embargo, no llegó hasta la mañana siguiente.
Me enteré que se había ido a casa de una chica y se había acostado con ella, esa fue la gota que derramó el vaso y decidí ponerle un fin a nuestra relación.
Desde que formalizamos nuestra relación, Sara y yo salíamos juntas a todos lados, lo que ocasionó que compartiéramos gran parte de nuestro círculo social y eso hizo que nos encontráramos constantemente.
Al no estar ...
... juntas, cada una coqueteaba y ligaba descaradamente para que la otra lo viera, aun separadas, la lucha de poder se mantenía. En ocasiones, la atracción que teníamos era innegable y en momentos de debilidad, inevitablemente terminábamos pasando la noche juntas.
Después de unos 4 meses separadas, decidimos volver a intentarlo, a pesar de los problemas, ninguna de las dos encontraba a nadie que provocara los sentimientos y conexión que la otra provocaba.
Sin embargo, la base de desconfianza y celos, únicamente provocó que al regresar fuéramos sumamente controladoras. Sara revisaba mi celular para ver con quién me escribía y se molestaba cuando salía sola con mis amigas. Cuando salíamos, yo no me le separaba y si la veía hablando con alguien más, le hacía una escena.
Seguimos así por varios meses más, hasta que ya no aguanté más, las peleas se habían vuelto violentas con gritos e insultos. En una de esas discusiones, aceptó haberme sido infiel en varias ocasiones y ese fue mi límite, detestaba a la persona con la que estaba y a la persona que yo era con ella.
P: ¡Ya no puedo más! ¡Si lo que quieres es estar acostándote con cuantas quieras, adelante! Ya no puedo estar contigo, no merezco que me trates así.
S: Lo dices como si fueras una blanca paloma, tú te la vives de ofrecida con cualquier mujer para darme celos.
P: Seré una ofrecida, pero no soy una desgraciada como tú, tal vez para ti no signifique nada, pero nunca te fui infiel.
S: Nunca te acostaste con nadie ...