1. Fin de semana


    Fecha: 05/07/2020, Categorías: Incesto Autor: johna.2012, Fuente: CuentoRelatos

    Desde el inicio de la semana me la pasé deseando que llegara el viernes, prestando la mínima atención a todo lo que sucedía a mi alrededor en el colegio. Era la primera vez que mi mejor amigo se quedaba completamente sólo en casa por todo un fin de semana y habíamos hecho planes para aprovecharlo al máximo.
    
    A pesar de que hubiera preferido pasar los dos días a solas con él, no me molestó que invitara a dos amigos más, mientras más gente había más divertido sería aquel fin de semana.
    
    Mario y yo habíamos sido amigos desde que tenía memoria, inseparables desde el primer grado, incluso nuestros cumpleaños caían la misma semana y siempre que podíamos lo celebrábamos juntos como los mejores amigos que éramos.
    
    Pero no había sido hasta hace unos meses, cuando ambos cumplimos quince años, que empecé a mirarlo con otros ojos. Claramente la adolescencia le había asentado de maravilla. En un corto tiempo había pasado de ser un chiquillo regordete y bajito a ser un muchacho fornido de espaldas anchas y piernas largas. Más de una vez habíamos hablado de su increíble transformación y de lo poco que yo había cambiado a comparación de él. Mi cuerpo aún seguía teniendo la misma forma de siempre, ni gordo ni delgado, de una altura promedio para mis quince años y con las mismas nalgas grandes y regordetas por las que siempre había sufrido bromas desde que era pequeño, ningún cambio extraordinario como el de Mario.
    
    No estaba seguro si la transformación que había sufrido su cuerpo ...
    ... era la causante de que ahora lo mirara con otros ojos, o era sólo parte de mi edad. Lo cierto es que desde hace unos meses su sola presencia tenía un efecto diferente en mí. El suave aroma de su piel me hacía querer estar siempre a su lado, lo más cerca posible de él. Desde entonces nos volvimos aún más inseparables, lo que hizo que empezara a tener sentimientos por él.
    
    Debo admitir que nunca se me había ocurrido pensar que yo podría ser gay. Hasta ese momento había llevado una vida normal como cualquier muchacho, con enamoradas y agarres normales de la edad, nada extraño que pudiera indicar mi inclinación por personas del mismo sexo.
    
    Pero Mario me hizo darme cuenta de que tal vez había una parte de mí que ni yo mismo conocía bien. Desde que empecé a sentir esa atracción por él, empecé a fijarme también en su cuerpo, en la forma de sus brazos y en el discreto paquete que se ocultaba entre sus piernas. Cada que tenía oportunidad lo visitaba en su casa y no perdía detalle de su cuerpo cuando se cambiaba de ropa o se daba una ducha.
    
    Pero aquello también despertó mi curiosidad por otros hombres, no sólo por Mario, lo que hizo que mi forma de actuar cambiara con algunos de mis amigos, especialmente con los bien parecidos.
    
    Poco a poco empecé a disfrutar más de los juegos morbosos que a veces se desataban entre los hombres de mi salón, disfrutando tal vez más de lo debido cuando alguien me agarraba las nalgas o me restregaba su paquete en son de broma.
    
    Gracias a Mario, ...
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