Fin de semana
Fecha: 05/07/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: johna.2012, Fuente: CuentoRelatos
... empezar bien aquel glorioso fin de semana.
Por horas y horas conversamos y nos reímos, tomando y fumando en la azotea de la casa de Mario, echados uno contra otro, cubiertos por una enorme manta que dejaba solo al descubierto nuestros brazos y cabezas.
Por más que intenté acercarme a Mario para echarme a su lado, las circunstancias no lo permitieron y termine apachurrado entre Rafa y Raúl, quienes por ser más altos que yo, tenían la manta tan arriba que sólo mi cabeza quedaba al descubierto.
―… Ya Mario, ¡te toca! ―exclamó Raúl, pasándole el vaso de licor a mi amigo.
El calor de la situación, el licor en mi sangre y la proximidad de aquellos cuerpos que me apachurraban, me tenían sumamente agitado, intentando en todo momento ocultar la erección que empezaba a asomarse en mis pantalones.
Gracias a que mi concentración se encontraba enfocada en tratar de controlar mis hormonas, no había escuchado la pregunta que ahora circulaba al grupo. Sólo volví a prestar atención cuando escuché el nombre de mi amigo.
―Pues… sí… si me la han chupado ―contestó Mario, y de inmediato la sangre se me subió a la cabeza. En otro momento tal vez mi primer pensamiento hubiera de reclamo, ya que siendo su mejor amigo Mario debió había haberme contado a mi primero, pero debido a la calentura del momento en lo único que pude pensar fue en su pene duro y jugoso y en una boca subiendo y bajando sobre él.
Esta demás decir que aquellos pensamientos no ayudaron en mi tarea de ...
... controlar mis hormonas.
― ¡Cuenta! ¡Cuenta! ¿Quién fue? ¿Fue Sofía? ¡Cuenta! ― insistió Raúl, claramente emocionado.
―No, no… claro que no ―respondió Mario de inmediato―. Fue una flaca en la boda de mi primo. Estábamos tan borrachos que termino chupándomela en el jardín trasero.
―Wowww ―exclamó Raúl extasiado.
Mi mente seguía volando sin control, imaginándome como se vería el pene de Mario en completa erección. Muchas veces lo había visto desnudo, pero nunca en todo su esplendor, pero a juzgar por sus medidas estando flácido, debía ser un tremendo garrote al encontrarse erecto.
En un torpe intento por acomodarme el pene, que gracias a la erección que me habían causado mis pensamientos estaba apretándose contra mi bóxer, deslicé mi mano por debajo de la manta que cubría mi cuerpo, pero a causa de que me encontraba medio borracho no medí mis movimientos y en lugar de llevar mi mano a mi pene, me topé con el pedazo de carne duro y caliente que se encontraba ajustado entre las piernas de Rafa.
A pesar de que fue sólo un segundo, pude sentir perfectamente sus dimensiones, su dureza y su calentura. Tal vez no era extraño pensar que alguien de la contextura de Rafa pudiera tener un pene como ese, pero igual me dejó sorprendido.
De inmediato retiré mi mano y me volvió instintivamente hacia Rafa, encontrándome con su rostro sorprendido, mirándome de forma extraña.
―Lo siento ―susurré lo suficientemente fuerte para que pudiera escucharme sin que los demás se dieran ...