Echarse un fría (pero no cerveza)
Fecha: 09/07/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues
... dientes y la comisura de los labios – por si se lo preguntan: El cianuro que ella había ingerido, ya había reaccionado y convertídose en otra sustancia, sino, no estaría muerta -. Le corrí la tanga a un lado y la penetré. Uff… ahí estaba yo, dándole verga a Cindy Carrión… qué delicia! Perreé como loco. En un arrebato de descontrol, me puse de pie y la llevé al sillón que había al lado. Me senté y la puse de frente sobre mí, con algo de esfuerzo, claro, y lo seguimos haciendo. Me encantaba tragarme su aroma de mujer irresistible mientras le bombeaba y le masajeaba sus perfectas nalgas. También le pasaba las palmas de mis manos por toda la espalda. Le daba verga mientras soportaba su peso. Su cabeza colgaba al lado de la mía y sus cabellos me cubrían. Sus brazos estabas tendidos a los lados de sí en la posición más azarosa que la caprichosa gravedad había querido. Estaban retorcidos. Gemía con locura. Su teléfono sonó. Ahí estaba el mundo afuera, creyéndose normal, con las actividades de mierda planteadas por las psicólogas, mientras yo le daba verga a una ejecutiva muerta. La sola idea me hizo venir. Me descontrolé en temblores y gemidos al tiempo que le proporcionaba a mi amante sin vida chorros calientes de espeso semen. Mientras terminaba de experimentar ese descomunal orgasmo, le apreté a Cindy la espalda con las manos y hundí mi cabeza en su cuello. Qué expereincia tan sublime y hermosa, más allá del entendimiento de cualquiera. Ya solo daba saltitos ridículos dentro de ...
... ella y a pesar de las ricas pulsaciones, ya había dejado de eyacular. Tomé aire y besé el hombro de Cindy. Seguí amasando su espalda y me escuché mascullar: - gracias. Después de un corto rato de éxtasis, la volví a poner sobre la cama con delicadeza. Mi intención era despedirme, perdonarla y perdonarme, y comerme el pedacito de chocolate. Pero cuando me vi de pie junto a ella en la cama, supe que quería más. El teléfono había dejado de sonar. Puse el pedacito de chocolate cerca para el caso de tener que tragarlo de emergencia. Le di la vuelta a mi diosa, la puse de costado con la colita asomada sobre el borde de la cama. Me puse de rodillas y empecé a comerle el ojo del culo. Desde que le halé la tanga y le miré su oscuro asterisquito, no resistí comerlo. Le besé los pliegues al rededor de la rica abertura, le metí la lengua hasta donde entró – bastante, lo que me indicó que Cindy practicaba el sexo anal – y chupé como muerto de hambre. Sostenía sus nalgas abiertas con las manos mientras me ahogaba mamándole el culo a la ejecutiva. Me encantaba pensar en todas las veces que la había visto en falda cortísima y que había y había fantaseado con su ano. Especialmente con su ano. Ahora estaba chupándoselo. Ya empezaba a sentirse bien fría. Terminé la sesión de lengua con un profundo y ruidoso beso negro. Lo tenía otra vez más duro que un puño, y la enculé. Perreé por uno minutos y sentí ganas de venirme otra vez, pero pensé que el tiempo se acababa, y también quería hacérselo por ...