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Soy muy cachonda
Fecha: 12/07/2020, Categorías: Gays Autor: lauradlosdulces, Fuente: CuentoRelatos
... extremadamente guapo, otro más o menos y los dos restantes ni bien ni mal, pero los cuatro eran delgados y musculosos, tal como me gustan los hombres. En ese momento no le di importancia, le indiqué que era lo que se tenían que llevar y pensando que tal vez aun podía me daba tiempo de llegar a mi compromiso, me metí a mi cuarto a cambiarme. Sería de noche la salida y tal vez después ir a un bar, así que me puse un conjunto de ropa interior negro de encaje con unos lindos listones lilas, y media con ligero, una falda casi a las rodillas y una blusa pegada de botones, me maquillé y salí cuando casi había terminado de subir todo, cuando me vieron, los dos muchachos que estaban dentro de la casa, se quedaron sin respirar, nada que ver con la muchacha fodonga que les abrió la puerta. La forma en la que me veían pronto me empezó a calentar. Terminaron de subir las cosas y yo me subí a mi carro para que me siguieran al departamento. El departamento de mi hermano está en un quinto piso, y tiene una vista muy bonita. Muchas cosas las subieron por el ascensor, pero muchas otras las tuvieron que subir por las escaleras. Yo no tenía nada que hacer, más que seguir fantaseando con esos hombres, que ya sudados y con sus camisetas de tirantes me llevaban a unas ideas loquísimas. Lo que se me ocurrió fue pararme junto a las escaleras, segura de que al ir subiendo podían ver mis muslos, mis ligas y hasta mis bragas. Eran casi las ocho de la noche cuando terminaron. Yo estaba sentada ...
... en un sillón con las piernas bien cruzadas y la falda bien arriba, tres de ellos bajaron por las ultimas cosas y el muchacho guapo, Ernesto, se acercó a mí. —Ya terminamos señorita. —¿Y cuánto les debo? —Son tres mil quinientos pesos. —Dijo. —¡Que caro! —Respondí. —Es lo que cobramos normalmente. —Debería de hacerme un descuento. —¿Yeso por qué? —Pues por lo menos por todas las miradas que me echaron cuando subían las escaleras. —Dije sonriendo. —Usted fue la que se paró ahí. —Dijo algo apenado y sonrojado. Era inevitable. —Supongo que sí, pero aun así merece un descuento. —Por esa poquita vista apenas y unos cien pesos. —Me está ofendiendo, tan mal me veo. —No señorita. —Dijo más rojo aun.— Usted está hermosa, pero casi no vimos nada, y menos con todo lo que traíamos cargando. —¿Usted quería que me desvistiera? —¿Usted lo habría hecho? —Dijo con nerviosismo. —Eso depende. —¿De? —Del descuento. —Pues si se desviste completamente serían unos mil pesos. —¿Tan poquito? —Justo en esos momentos llegaban los otros tres muchachos, y ya muy caliente yo, les pregunté.— ¿Ustedes creen que soy bonita o fea? —Muy bonita. —Contestaron sorprendidos. —Ya ves, creo que no me estás valorando. —Bueno… —Dijo tomando valor.— Ahora que si nos deja que no la jalemos viéndola, serían mil quinientos. —Los otros se quedaron helados. —Siéntense. —Dije y me puse de pie. Tres se sentaron en el sofá donde yo estaba y uno más en el ...