1. Un hombre casado (mecánico) me convierte en su puta. Parte IV


    Fecha: 18/07/2020, Categorías: Gays Autor: EduardoDz, Fuente: SexoSinTabues

    ... “Que bien, pero no tienes a mas amigos que me hagan eso? Para que me den todos juntos?” “Ah, eso quieres?” –me preguntó con una carita alegre–. Si eso quieres puedo conseguir. No será difícil, con las ricas nalgas que tienes y tu linda cara” “Sí, eso quiero” “Muy bien, puedo conseguir a cinco amigos. Podemos traerte a un lugar y usarte como nuestra perra” “Cinco?” “Qué, quieres más? Puedo conseguir más” “No, es que nunca me han dado tantos” –dije tecleando con una mano porque con la otra me jalaba mi pene, sintiendo mucho placer. “Ni modo, chiquito, quieres que te den como puta, eso es lo que haremos. Te trataremos como lo que eres… una puta guarra caliente, viciosa por vergas” Eso me puso demasiado excitado. Le pregunté cuando pasaba por mi, sin pensar mucho en mi miedo y lógicamente. Me dijo la hora y la misma calle donde había visto al mecánico cuando me cojió en el monte. “Van a llevarme al monte a cojerme?” “Eso que importa” –dijo–. “Prefieres un hotel? Mi casa? Ensartado vas a estar igual, zorra sucia. Donde sea vas a gemir como puta. ” Me despedí de él y me fui a bañar. No podía creer lo que estaba a punto de hacer. Cuando salí me puse mi uniforme de futbol, con calcetas y short, y salí de mi casa diciéndoles a mis papás que iría a una práctica nocturna en mi escuela. Corrí hasta la calle desierta y oscura y no había nadie. Me quedé ahí parado sin saber qué hacer, dudando si me iba de ahí ya que no sabía quienes realmente serían esos hombres. Derrepente, un carro ...
    ... pickup rojo apareció en la esquina, dando vuelta velozmente. Enfrente venía el mecánico en el volante. Junto a él estaba el gordo de su taller, el barbón en la ventana del copiloto y detrás venía el hombre negro y otros dos chicos negros más bajos y delgados, pero de complexión ejercitada. El hombre negro me saludó y me tendió la mano. La tomé y él y sus dos amigos me jalaron a la parte trasera en la caja. El carro se movió rápido y me vi sentado ahí, rodeado de tres negros mientras el viento me despeinaba. Nadie dijo nada, sólo me veían con ojos de lujuría y yo me senté de manera en que mis piernas lucieran en esos shorts que se me habían deslizado al alzarlas. Como imaginé llegamos al taller. En silencio todos bajamos y el mecánico abrió las puertas para cerrarlas detrás de todos. Las luces se prendieron y pude oler el aceite y ver las herramientas, carros descompuestos y llantas… Me comencé a excitar demasiado. ––Muy bien, Eduardito, no sabes lo que te espera –dijo el mecánico–. ¿Qué se arrodille muchachos? “Si” dijeron todos. Me arrodillé y todos sacaron sus vergas, colocándolas alrededor de mi cara. Eran seis. Comencé a jarlarlas y chupar como hambriento. ––Eso es cabrón –dijo uno de los negros, excitado por mi trabajo en su verga. ––Sin que le digamos el putito se puso a trabajar ¬–dijo el mecánico chocando su mano con el negro y el barbón. Sentí las manos de uno de los chicos negros en mis nalgas, acariciandolas y alzándome el short. ––¡Que ricura de culo tiene este! –dijo ...
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