-
Un hombre casado (mecánico) me convierte en su puta. Parte IV
Fecha: 18/07/2020, Categorías: Gays Autor: EduardoDz, Fuente: SexoSinTabues
... que tuve que gritar por un buen rato. Me retorcía y gemía, hasta que el negro me la sacó y agarrandome de mis brazos me hizo bajar de la mesa y me colocó en el piso de rodillas. Todos me rodearon, él me tomó de los cabellos, alzando mi cara mientras frotaba violentamente su verga y dijo: ––Eso es, ESO ESO es, putote. ¡MIRAME MIENTRAS TE BAÑO CON MI LECHE! Y su gran palo expulsó una gran cantidad de semen, desparramándose en mi cara, sobre nariz, boca y un parpado de ojo. Sentí también que escurría hasta caer en mi hombro; su grito de placer y gemidos de macho me hicieron verle sin desconcentrarme. Luego siguió el mecánico y se vino del otro lado de mi cara y me cayó en el cabello y el cuello. Casi seguido el gordo y otro de los chicos negros se vinieron echándome en mi pecho. El otro chico negro me lo echó en una de mis piernas, gimiendo y gritando: ‘que rica puta, que rica perra’ A lo ultimo, el barbón alto se acercó y me miraba con unas ganas de loco. Me hizo agacharme más y chupar sus bolas: ––Asi, asi…. sigue guarra de mierda, sigue… Se vino sobre mi frente y su semen se deslizó por su palo hasta caer en su mano que no dejaba de jalarse. Yo me puse a lamer todo eso, sus dedos, su palo mientras él seguía gimiendo. Cuando terminó todos suspiraban y me miraban en el suelo Y me vi lleno de semen por todas partes. ––Un aplauso para este chico –dijo el negro ayudándome a levantarme¬–. No sabes cómo me hiciste disfrutar con esas nalgotas que tienes Y me dio una agarrón y una ...
... nalgada. El gordo me abrió el baño del taller y fui a lavarme y cambiarme. No había espejo, así que no pude verme bañado de semen. Cuando salí mas o menos decente, todos me esperaban ahí afuera, acomodándose los pantalones y abrochándose las camisas. ––Te ves como si en la práctica de futbol sufriste mucho, Eduardo –dijo el mecánico burlonamente. ––Dile a tus papás que el entrenador fue muy duro y los hizo cansarse mucho –dijo el negro entre risas. ––Vamos, hay que llevarlo a casa –dijo el barbón, que me tomó de la mano. Que hiciera eso me sorprendió. Me llevó de la mano hasta el carro y cuando los negros salieron y yo me acerqué a la caja del pickup, él no me soltaba la amno aún y me ayudó a subir. Agarrandome de la cintura. Cuando me senté, él se acercó a mi oído y susurró: ––Me encantas, chiquito. Su voz gruesa, su barba y ojos intensos, más su aspecto varonil y atractivo me hizo sentir algo muy raro, una emoción muy grande. Nos miramos a los ojos por unos segundos, los demás ni nos veían por estar acomodándose, cerrando y apagando las luces del taller. El barbón no parpadeó mientras me veía fijamente a escasos centímetros de mi cara. Nuestras narices casi se tocaban. Nuestra mirada se interrumpió cuando el negro subió a la caja a nuestro lado y me dio un manotazo en la rodilla y dijo: ––Vas a dormir como palomita El motor del carro se encendió y el barbón rápido corrió a la parte delantera. Cuando llegamos a mi casa, antes de que yo bajara, el barbón salió del asiento y ...