1. Mi amor adolescente


    Fecha: 22/07/2020, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me llamo Guillermo. La historia que les voy a contar ocurrió cuando tenía 14 años. Vivía en un pueblo pequeño de una provincia mediterránea de España, en casa de unos tíos, debido a que mis padres habían fallecido en accidente de trafico cuando yo era un niño. En esa edad, debía de empezar a estudiar en el Instituto y como en el pueblo no era posible, debía de ir a la ciudad.
    
    Mis tíos tenían allí un piso que habían usado sus dos hijas mayores cuando estudiaban y ahora en esos momentos vivía mi primo de 20 años, que estudiaba en la Universidad. El hecho de ir a vivir con él, me fascinaba. Siempre me había atraído físicamente. Desde que tuve que dormir con él en su cama, debido a unas visitas que vinieron de fuera, mi único pensamiento a la hora de masturbarme, había sido recordar la sensación que sentí al tenerlo apretado contra mí, y notar ese bulto en completa erección a primeras horas de la mañana de aquel día.
    
    Llegué al piso en compañía de mi tía. Arregló y ventiló la habitación que iba a ocupar yo, y de paso hizo limpieza general del piso. Durante todo ese rato estuve ayudando en la tarea, desesperado porque mi primo no estaba ni apareció en todo ese tiempo.
    
    A media tarde, cuando tenía ya que acompañar a mi tía a la estación de autobuses para regresar al pueblo, apareció. Estaba radiante, mas varonil, con esos ojos azules, grandes, que tanto me atraían. Después de los saludos y besos, decidió que iríamos los tres a la estación. Antes de subir al autobús, mi tía ...
    ... se explayó en los consejos pertinentes, de limpieza, comida, aseo, estudios, etc.... y por fin partió rumbo al pueblo.
    
    Volvimos los dos, hablando de cosas sin importancia, de cómo le iba la vida en solitario, de cómo iban los estudios, etc y así, llegamos al piso. Rápidamente se dispuso a tomar una ducha, cenamos y apareció Roberto. Me supo muy mal, puesto que yo ya había pensado en pasar una velada los dos solos, alentando mi imaginación con escenas, que sabía muy difícil que se cumplieran, pero que me excitaban al máximo.
    
    Los dos estaban sentados en el sofá, muy juntos. Yo enfrente, observando con fastidio. La primera cosa que me hizo palidecer de rabia fue el beso. Según lo veo ahora en mi pensamiento, no fue un beso sexual, sino de amor. Roberto tendría unos 24 años, era moreno, más bajo que mi primo, pero igual de delgado. Pronto observé la mano de mi primo que se ponía por detrás de su cintura y le masajeaba la nalga que le quedaba más cerca.
    
    Aquello acabó por destrozar toda mi previsión y me dejó en una profunda depresión, que se acentuó más cuando los dos cogidos de la mano se dirigieron a la habitación de él. Mi primo volvió al cabo de unos minutos, se sentó al lado mío, y me dijo que eran amantes, se querían mucho y que por favor no comentara nada a sus padres. Me dio un beso y se fue en busca de Roberto.
    
    Me tumbé en mi cama y me era imposible conciliar el sueño. Los oía retozar en su habitación, hasta supe el momento en que mi primo penetró a Roberto. Me ...
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