1. Chus y Cholo


    Fecha: 23/07/2020, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... minutos. Cuando dejó de temblar le cogí una mano y se la llevé a mi polla. La acarició como si estuviese acariciando a un perro o a un gato. Le cogí la mano, hice que apretase con ella mi polla y que la moviese de arriba abajo y de abajo arriba... Poco después giré la cabeza y busqué su boca, pero lo único que sentí fue su aliento. Le llevé la polla a los labios. Abrió la boca y me la mamó y me la meneó hasta que se la llené de leche.
    
    Imaginé a Chus tragando leche y mi polla se puso dura.
    
    -¿Qué pasó después?
    
    -Nos destapamos. Quité los calzoncillos y limpié mi leche a ellos. Me puse enfrente de mi hermana. Le cogí las tetas y se las magreé por encima del camisón. Comenzó a gemir muy en bajito. Busqué sus labios y los encontré deseosos de besar. Chus se quitó el camisón y las bragas y pude chuparle las tetas. Eran grandes, duras y suaves como la seda. Sus pezones eran pequeñitos. Al rato bajé mi mano derecha. La metí dentro de sus bragas. Su chochito peludo parecía una pequeña charca. Le metí un dedo y sentí como mi hermana comenzaba a temblar. Esta vez no era con el frío ni con el miedo. Me habló por segunda vez, y me dijo:
    
    -"Me corro, Cholo".
    
    -Sentí como un chorro de jugo empapaba la palma de mi mano...
    
    -Ver como se corre tu hermana debe ser el no va más.
    
    -No la vi, estábamos a oscuras, eso sí, la sentí, y al sentirla se me puso la polla tiesa, tiesa, tiesa, y hice lo que nos explicó Celso que se le debe hacer a una mujer con la boca y con la lengua ...
    ... para que se corra.
    
    -¿Le comiste el coño después de correrse?
    
    -Sí. Con la luz de un relámpago, cuando se le iba a lamer los labios, vi que tenía el chochito cremoso, era como leche condensada, pero me supo a ostra. Después de lamer varias veces los labios, le follé la cuca con la punta de la lengua, luego, cuando le lamí de abajo arriba la perla, ya no me dio tiempo a lamerle el ojete, mi hermana, sin avisar, sin un sólo gemido, pero retorciéndose, se volvió a correr en mi boca. Sentí de nuevo su flujo calentito y lo tragué con tanto placer como ella había tragado mi leche.
    
    -¿La follaste cuando acabó de gozar?
    
    -Casi.
    
    -¿Cómo que casi?
    
    -Sí, casi. De lado, metí mi polla entre sus piernas cerradas. La polla se frotaba con los labios de su chochito, que se fue mojando más, mas y más. Sus tetas se apretujaban contra mi pecho. Aprendimos a darnos besos con lengua, ya que sólo oyéramos hablar de ellos... Llegó un momento en que mi hermana estaba tan caliente que abrió las piernas para que se la metiese. Le metí la puntita de la polla, y comiéndome la boca, comenzó a correrse de nuevo. La quité y me corrí fuera.
    
    Conocía bien a Cholo, y sabía que si me estaba contando esto era porque algo tramaba. Debía ser algo muy fuerte, así que dejé que siguiese. Lo bueno, cuanto más se espere, mejor. Así, que le dije:
    
    -A mi no me engañas. No la desvirgaste porque eres maricón.
    
    -No, no la desvirgué yo porque me desvirgó ella a mí, claro que al desvirgarme también se desvirgó ...