1. Inmorales: debutando con mi tía


    Fecha: 07/10/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... tema.
    
    Una tarde Meli me vio y me gritoneó mientras barría el patio:
    
    ¡dejá de tocarte los huevos asqueroso, y lavate las manos, que si no se te va a parar el pito!
    
    Eso me intrigó tanto que corrí al baño para comprobar si era verdad. Cuando salí pensando en comer una fruta, pasé por la puerta del dormitorio de Meli, y le vi las tetas al aire. Se estaba cambiando porque se había salpicado con la regadera. Permanecí embobado y silencioso mirándola, y para mi sorpresa el pito se me empezaba a llenar de unas cosquillas infinitas. Se me revolvía el estómago de ansiedad, se me secaba la boca, me sudaban las manos y sentía algo extraño en mis testículos.
    
    Ahora comprendía lo que me pasaba por las noches, en la oscuridad de mis sábanas frías y mis manos inquietas. Me pajeaba sin saberlo, y amanecía bañado en leche!
    
    Unos días antes del fatal 24 de marzo mi tía me hizo una torta inolvidable para mi cumpleaños. Invité a todos los de mi curso y, esa noche apenas la fiesta terminó mi madre se fue a cuidar a una anciana que estaba gravemente enferma. Es una platita más dijo la tía al despedirla.
    
    Esa noche, por alguna extraña razón Melina quiso que duerma con ella, en su amplia cama de sábanas floreadas. Me acuerdo que me susurró mientras se desparramaba cara al cielo envuelta en un camisón azul:
    
    ¡espero que te haya gustado la torta… aaah, y ojo, no te hagas el vivo con las chicas. Vi como mirabas a una rubiecita, y más ahora que el pito ya se te para!
    
    Esto último ...
    ... desmanteló mi razón y, sentí que se me humedecía la punta del pene, además de endurecerse mi tronco y pesarme los huevos. No podía acostarme de la vergüenza, hasta que ella dijo:
    
    ¡dale nene, desvestite y acostate que es tarde!
    
    Apenas lo hice, con mi slip evidenciándome, ella se quitó el camisón bufando por el calor y volvió a su lugar, solo que ahora con las gomas desnudas y con una bombacha blanca.
    
    ¡dormite que mañana hay que limpiar, y ojo con las manitos eh!, dijo antes de sonreír y acariciar mi frente.
    
    En cuanto su respiración se tornaba pesada, su cuerpo se relajaba y la noche la hacía soñar en los brazos de la radiante luna plateada y cómplice, sentí una terrible adrenalina. Me senté cauteloso y le miré la entrepierna. Debajo de su bombacha pugnaba por escaparse un montoncito de vellos, y mi dedo se animó a rozarle la vulva sobre la tela. Seguro tenía los labios carnosos o gruesos, porque era abultada. También contemplé sus tetas mientras una de mis manos temblorosas le daba calor y masajes a mi pene agarrotado.
    
    Uno de sus pezones estaba erecto, quizás por el fresquito que a veces cruzaba la ventana. Me atreví a acariciarle un pecho, y una electricidad pareció arder en las yemas de mis dedos. Melina seguía inmóvil. Había trabajado mucho para mí cumple. Eso me alentaba a no abandonar mi lección de anatomía femenina.
    
    Regresé a su entrepierna, y esta vez atrapé todo su bollo sexual en la palma de mi mano. Transpiré como un cerdo al horno, y más cuando se me ...
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