Autopista hacia el cielo
Fecha: 17/08/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... nervios, a los dos nos pone a cien. La gente se empieza a arremolinar en la salida de la escalera mecánica, como si eso fuese a hacer que la escalera fuese más deprisa, de repente, noto que me están acariciando la pierna, me vuelvo y un hombre de mi misma edad y más alto que yo me sonríe. Bajo la mirada y me vuelvo de nuevo, pero noto como se acerca a mí y me susurra al oído:
- Entre las medias, el liguero y todo lo que he podido percibir, me has puesto muy contento, gracias.
Me giré y no pude menos que sonreírle. En el fondo a las mujeres que somos morbosas, nos gusta que nos digan que gustamos.
- Hola, ¿no vas a saludarme? – me dijo José
- Hola, perdona, me han despistado. Hola- volví a repetir pero con una voz más cariñosa.
José se acercó y se pegó a mí para darme un beso, agarrándome de la cintura y levantándome un poco y ponerme de puntillas. Un beso que si no es porque nos empujan, empezamos allí mismo a follar.
- Vámonos que sino no paro- dijo José.
Justo cuando salíamos el hombre que había sido espectador de todo me sonrió de nuevo y José se dio cuenta.
- ¿Le conoces?
- No, no, pero creo que se ha dado cuenta de que o mi vestido es muy corto o que el liguero es muy largo- comenté entre risas.
Nada más entrar en el coche, José se lanzó a mi y empezó a abrir el abrigo, viendo el look que le había preparado para recibirle, directamente fue a tocar mis tetas mientras nos besábamos efusivamente. Mis gemidos iban en aumento y sus manos iban ...
... recorriendo todo mi cuerpo. Oímos que se acercaba gente al coche de al lado y rápidamente me tapé. Le miré y arranqué el motor.
Mientras iba saliendo de la ciudad por la circunvalación, José iba acomodándose el bulto ostentoso que le marcaba el pantalón. No paraba de tocarse mientras su mano izquierda apoyada en mi reposacabezas me acariciaba el pelo.
- Ya no puedo más, voy a sacármela.
Le miré y le sonreí pícaramente. No contento con eso, empezó a abrirme el abrigo y a meter su mano entre mis piernas mientras se masturbaba.
- Nos quedan unos 100 km por autopista, creo que va a ser el viaje más largo de mi vida-le dije.
- No te preocupes, siempre nos quedarán las áreas de servicio para alargar más el tema, jajajaja.
Cada vez separaba más las piernas y más ganas me entraban de cerrar los ojos y dejarme llevar, pero iba conduciendo, y es que cada vez sus movimientos en mi clítoris me estaban excitando más y mi mano ya no estaba sobre la palanca de cambios, sino que tenía otra palanca que acariciar con más rotundidad.
- En el próximo sitio para salir, sal, que voy a comerte ese coño hasta que te corras.
Dicho y hecho, como para dudar estaba. A los pocos km un área de descanso. Me da igual si hay algún coche o camión parado.
- Quítate el abrigo, sal fuera y vamos a la parte de atrás.
Así lo hice, pero directamente me tumbé en el asiento de atrás y José se quedó fuera con la puerta abierta. Me abrió las piernas con brusquedad y me empezó a comer el coño, ...