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Mi esposo el alcohólico
Fecha: 08/10/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Analucy Torelo, Fuente: CuentoRelatos
... alardeando de sus viajes. ¡Lo que me faltaba! Adolfo ya estaba bastante tomado y empezaba a quedarse dormido. Le pedí al novio de Anahí que me ayudara a llevar a mi esposo al baño pues quería evitar un espectáculo aún más desagradable. Él me acompaño y mientas acomodamos a Adolfo en uno de los retretes le observé detenidamente. No cabe duda que hay quienes tienen buena suerte en este mundo, Anahí parecía tenerlo todo: Un buen empleo, buen dinero y un Adonis en su lecho Ayudamos Adolfo a levantarse, Mario, ese es su nombre, se ofreció a ayudarme a llevarlo a casa y Anahí que debía quedar como la mujer perfecta aceptó sin problema. Él manejó mi automóvil y decidimos que Adolfo iría en el asiento de atrás. Yo me subí al asiento del copiloto. Durante el trayecto platicamos sobre algunas cosas sin importancia hasta que llegó el momento en que me preguntó si el hábito de Adolfo afectaba mi vida. No había reparado en ese momento en tal cuestión y a manera de broma le dije que al menos podría dejar a mi esposo en la mesa para irme con un mejor prospecto sin que hubiera recriminaciones. Mario comenzó a verme diferente a partir de ese momento. Al llegar a casa me ayudó a llevar a la habitación a Adolfo y en agradecimiento le ofrecí un café y le pedí que se llevara el auto, yo enviaría a mi esposo a la mañana siguiente para traerlo de vuelta Al despedirse lo besé muy cerca de los labios y le agradecí su ayuda. La mirada de Mario estaba cargada de lujuria, sentí como ...
... recorrió mis pechos, mis caderas y mis piernas, lejos de molestarme le sonreí sugerentemente mordiéndome los labios y me despedí con un hasta pronto. Al cerrar la puerta comprobé que de verdad me calentaba la idea de engañar a mi esposo en sus propias narices. En ese momento decidí que sería la última vez en que fantasearía con la posibilidad de hacerlo. Por la mañana convencí a Adolfo de invitar a Mario a cenar, desde luego que no escatimé esfuerzos para reprocharle su comportamiento en la noche anterior, él no estaba muy convencido de invitarle. Cambió de opinión cuando le pedí indignada que al menos se ofreciera a pagar los gastos del lavado del traje que Mario debía realizar por su causa El jueves siguiente nos encontramos con Mario en uno de mis restaurantes favoritos. No debí esperar mucho para que Adolfo pidiera una botella de vino y en mi primera visita al baño me acerqué al camarero que nos atendía para pedirle que no descuidara la copa de mi marido. No deje que el caballero tenga vacía su copa -le pedí. Para los postres mi esposo empezaba a notarse influenciado por el alcohol. Por lo que no ofreció resistencia alguna cuando Mario nos sugirió un lugar para bailar. Tras algunas copas en ese lugar fue posible dejar a Adolfo en la silla mientras Mario y yo bailábamos. Conforme pasó la noche me iba acercando más a él al grado de no contenerme al pegar mi cuerpo junto al suyo, la noche siguió su curso y me mostré más desinhibida al bailar. Él se dio cuenta ...