1. Mi esposo el alcohólico


    Fecha: 08/10/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Analucy Torelo, Fuente: CuentoRelatos

    ... las bragas humedecidas como naturalmente él ya sabía, se acercó a succionar mis pezones mientras yo desabrochaba su cinturón y hacía caer sus pantalones.
    
    -Su marido - dijo
    
    Salí de la habitación y empujé el sillón más cercano a la puerta de la recámara
    
    -Llévalo ahí le ordené
    
    El extraño obedeció y en calzoncillos movió a mi esposo haciendo gala de fortaleza hacia el sillón. Adolfo, ebrio, quedó sentado de frente a la recamara como si presenciara la escena dentro.
    
    La verga del conductor había perdido dureza por esta distracción. Me quité las bragas y completamente desnuda me hinqué para bajarle los calzoncillos al mismo tiempo que él se deshacía del resto de su vestimenta. Tuve ante mí su magnífica polla grande gruesa y dura, la succioné como si en eso me fuera la vida mientras acariciaba sus nalgas él me tomó de los cabellos acariciándolos y luego con ambas manos dirigió el ritmo de cómo debía comerle la verga.
    
    Por un momento me preparé para degustar su descarga. Debió contenerse porque me interrumpió haciéndome levantar y llevándome a la cama.
    
    Empezó a succionar mis pechos y bajó rápidamente hasta el ombligo, sin dejar de presionar fuertemente mis muslos y nalgas, bebió la humedad entre mis piernas y lengüeteó vorazmente mi clítoris haciéndome venir por primera vez en la noche. Se preparó para follarme. Levantó mis piernas y acerco su tronco a la entrada.
    
    Me la hundió lentamente haciéndome sentir cada centímetro de su tolete, aumentó el ritmo siguiendo ...
    ... la intensidad de mis gemidos hasta que sentí su cálida esperma alojarse dentro de mí. Terminó de correrse y sin descansar bajó a comerme el culo al mismo tiempo que me llegaba un orgasmo más.
    
    Siguió por un par de veces más: Me culeo y después se pajeó en mis tetas. Tomamos un descanso para comprobar que Adolfo seguía dormido en el sillón.
    
    El taxista empezó a pajearse y para sorpresa mía se endureció nuevamente. Me ordenó que me pusiera en cuatro patas sobre la cama y de frente al espejo de la cómoda. Solo obedecí y sentí como mi nuevo amante entraba en mi coño otra vez. Podía verme en el espejo apretando fuertemente la sábana con mis puños, la alianza reluciendo en mi mano izquierda…
    
    De frente al espejo puedo ver la cara de placer del hombre que me hunde su gran polla desde atrás. Mis senos se agitan en un veloz vaivén, el sudor empapa mi cuerpo y los gemidos que escapan de mi boca deben escucharse en los apartamentos vecinos; mientras le suplico a mi amante que no se detenga el sonido de su pelvis chocando contra mis nalgas me excita aún más. Puedo sentir que él está apunto de correrse, yo estoy lista para volver a recibir su leche, no he decidido aún si será en mi coño, mis tetas o mi boca. En la entrada de la habitación veo aparecer los pies de mi marido y pienso que todo ha terminado.
    
    Afortunadamente solo ha sido que Adolfo completamente ebrio ha resbalado del sillón. Sus pies aún calzados ingresan un poco por la puerta. Pero yo no puedo verlos ahora. El nuevo ...
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