1. Mi madre es una golfa


    Fecha: 19/08/2020, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... escarlata,
    
    — sangre? Le sangra el coño? – pregunté enfadado
    
    — eso fue culpa de Baptiste – respondió Lázaro – espera y verás
    
    — de que estas hablando? –
    
    no superé mi asombro cuando, ingresó al cuarto otro negro, media 1.80 aproximado, calvo, musculado, de unos 30 años y cargando entre las piernas una tranca de al menos 27 o 29 cm y tan ancha como mi mano en puño, acompañada de un par de cojones peludos y gordos
    
    — disculpen – dijo el negro con un fuerte acento francés
    
    el hombre esquivando a Lázaro y a los otros que le flanqueaban el camino, rodeo la cama y inclinándose se apodero de la cintura de Verónica
    
    — que hace? – pregunté alterado
    
    — se follará a tu hermana – respondió Lázaro con una mueca en forma de sonrisa – no era eso lo que querías?, no querías que se las follaran salvajemente?
    
    Atónito votee a ver al hombre sosteniendo las piernas de Verónica, y en la misma posición en la cual la había dejado el tío que termino de corredse dentro de ella, hace tan solo unos segundos. El negro intentaba introducir su colosal nabo congestionado por la abertura vaginal que, ya ensanchada por el folleto pasado, no era comparación con el volumen de polla que empuñaba.
    
    Mi hermana esforzándose más allá de su extenuante estado intento, incorporarse y manotear, retorcerse, pretendiendo detener su agónico empalamiento pero, el tipo que hacia segundos la follaba, le contuvo sus manos mientras, el negro hacia lo propio con las piernas. Sin poder defenderse Verónica ...
    ... cerró los ojos, percibiendo como las paredes de su maltrecha vagina se dilataban, dando cabida a aquella gruesa tranca.
    
    El agónico bramido que libero cuando el capullo en forma de callampa, rompió la poca resistencia que su coño podía ofrecer. Centímetro a centímetro el gordo miembro del hombre profanaba su sexo expandiendo hasta límites inimaginables por ella
    
    — noooo…es muy grande, mi coño, me rompe el coño – gritó Verónica entre lagrimas
    
    mi hermana se contorsionaba del dolor mientras, el gigantesco miembro del hombre ingresaba hasta que los vellos pubicos tocaron sus enrojecidos labios vaginales.
    
    mamá sacudiéndose por los incesantes bombeos del huesudo, inclinó la cabeza y entre su revuelto cabello castaño, pude vislumbrar tupidas gotas de lágrimas resbalar por sus mejillas.
    
    Eso fue todo. Ni me percate como me marche de aquella habitación, como transportado por una nube que me envolvió diluyendo la realidad.
    
    Cuando recobré la noción me encontraba sentado en el hall, tenia un fuerte dolor de cabeza pensando lo cabrón que fui, fue mi culpa, le entregué a mi madre y a mi hermana en bandeja de plata a ese joputa de Lázaro y ahora están pagando las consecuencias.
    
    Y tan solo fue es el comienzo…mierda, que podía hacer?... no hice nada.
    
    Tan solo me encerraba en mi habitación intentando no oír los gemidos y bramidos de mi madre y mi hermana cuando Lázaro y sus amigos las visitaban en las noches. Sin tener los cojones suficientes de intervenir a favor de mi ...