1. La costa y su encanto


    Fecha: 25/08/2020, Categorías: Masturbación Autor: Marcos Sur, Fuente: CuentoRelatos

    ... ocurrencias. Eran bastante monas y nos hacía gracia hasta hacerles reír a chicas mayores. Les dije que por qué no se sentaban con nosotros y que así compartiríamos la cachimba. Dudaron un poco pero se sentaron en nuestro reservado y se presentaron. Eran de un pueblo de Córdoba y para nuestra sorpresa ambas estaban casadas. Nos contaron que sus maridos tenían negocios en el pueblo e iban y venían al apartamento cuando sus compromisos laborales de lo permitía. Llevaban poco tiempo casadas y eran tan dicharacheras que había veces que no sabíamos quién éramos los jóvenes...
    
    Marta era morena de pelo y muy blanquita de piel aunque colorada por el sol era delgadita pero voluptuosa en sus formas, vestía un vestidito celeste a media pierna y unos tacones beige que la hacían más alta. Mientras Paula era castaña con un top tono maquillaje y una falda vaquera donde lucían sus piernas muy bronceadas, también lucía tacones oscuros. Dos chicas bastante guapas pero que iban a las risas y a dejarnos como niñatos, aún así, asumimos la situación de buen grado pues era muy divertidas.
    
    Mientras mis amigos hablaban con Paula animadamente yo aprovechaba para charlar con Marta. Les explicaba como fumar la cachimba y le preparaba sus Gin tonic rosado entre risas. Toda una experiencia donde hablaba de su marido sin parar. La cuestión es que íbamos pasadillos de copas todos y las risas y ocurrencias eran constantes mientras yo le hacía ver cuánto tiempo hacía que no estaba así de copas con ...
    ... chicos. Marta me dijo que demasiado tiempo y que yo debía ser un piratilla para hablarle así a una chica casada. Viendo que no perdía nada me solté y le susurré al oído: "Quizás soy un niñato para hacer reír a una chica casada que está tan buena..." (Por momentos pensé que me había pasado).
    
    Marta: "En realidad he pensado eso, que sois unos críos..." "Pero vaya que vaya ojazos tienes nene..." "Debes tener tontitas a muchas".
    
    Ese comentario me dejó una sensación buena aunque hacía gestos con su amiga que me hacían ver que éramos un juego con fecha de caducidad. No obstante, no se iría sin disfrutar de mis gracias y mis chascarrillos.
    
    Y de nuevo fui a la carga sin tregua hablándole cerca de su oído y susurrándole: "Es difícil hacer reír a una chica que sabes que es realmente imposible..."
    
    Marta: "No será tan imposible hacerme reír...tú lo estás consiguiendo"... "Además no es nada malo hablar con chico guapo".
    
    En ese momento sabía que me vacilaba, que algo le gustaba jugar pero que era un camino para dejarme con los dientes largos.
    
    ¿Debía asumir que era un jovencito mono y bromista? ¿o jugar mis cartas?
    
    En esa disyuntiva andaba en mi cabeza mientras los chicos entretenían a Paula contándole las noches de verano. Esa conversación privada con Marta me animó a ir más allá y le pregunté: "¿Te apetece ver las vistas desde arriba de la terraza?"
    
    Ella se quedó dudando pero dijo que sí y le dije a los chicos que íbamos a subir... Llenamos nuestras copas y nos dirigimos ...