Delicioso y Prohibido II. La seducción de Diego
Fecha: 26/08/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Kalinero, Fuente: SexoSinTabues
... Por la noche, Diego se acostó el primero. Le hice una señal a Juan para que se marchara a la cama, y al poco rato, me presenté en el cuarto de Diego y le cogí de la mano. Estaba medio dormido, pero al verme llegar con tan sólo un tanga puesto y el oír que le pedía que me siguiera fue suficiente para desperezarle. Me lo llevé de la mano a mi dormitorio. Iba a cerrar la puerta, pero pensé en Juan. No es sólo que sabía que le excitaría vernos, sino también pensaba en el polvo que me echaría al día siguiente. Nos besamos intensamente antes de tumbarnos en la cama. Yo me eché primero sobre el lecho y él se echó sobre mí. Desde donde yo estaba podía ver la puerta del dormitorio. Me comenzó a besar en el cuello y sus manos empezaron a manosearme los pechos. Sus dedos jugaban con mis pezones. Le bajé los calzoncillos para acariciarle las nalgas. Nos quitamos mutuamente la poca ropa que nos quedaba. Sentí su mano acariciándome entre las piernas. Me coloqué abierta de piernas y le volví apretar las nalgas. Diego se deslizó por mi cuerpo y comenzó a lamerme los pezones y a jugar con ellos entre mis labios mientras restregaba su mano contra mi sexo una y otra vez. Miré a la puerta y vi a Juan más allá mirándonos con la mano metida en los calzoncillos. Juan se subió de nuevo. Puso su cara sobre mi hombro y empezó a meter su polla dura poco a poco en mi vagina. Me la fue clavando centímetro a centímetro, lentamente. Cuando la tenía dentro me miró orgulloso y comenzó a menearse entre mis ...
... piernas. A mí lo que me gustaban era sus nalgas, que sentía apretar para clavar su pene hasta el fondo. Volví a mirar a Juan, y me fijé que se estaba masturbando viendo a su hermano follarse a su madre. Aquello me puso como una moto. Comencé a moverme también, para proporcionar a Juan una escena mejor, y a Diego, la satisfacción de haberse follado a una hembra de primera categoría. Diego empezó a moverse cada vez más rápido y con más recorrido, metiendo y sacando su pene casi totalmente cada vez. Había extendido sus brazos para poderlo hacer mejor y yo lo veía desde abajo, esforzarse por hacerme una buena faena. Abracé su cintura con mis brazos y apreté con fuerza. El movimiento de los dos, el uno contra el otro hacía que el climax cada fuera más intenso y yo le pregunté- ¿Te corres?- con la voz temblando, y cuando me respondió –Sííí- Recibí la descarga de su semen en mi interior. Yo comencé a correrme también y los dos estuvimos corriéndonos durante unos momentos que me pareció eterno. Miré a la puerta. Juan ya no estaba. La luz del cuarto de baño me hizo pensar que se estaba limpiando. Dejé que Diego durmiera conmigo aquella noche. Dejé que lo hiciera, pensando en lo orgulloso que se sentiría al salir aquella mañana de mi cuarto como un gallito, delante de su hermano. Era viernes. Los vería un ratito al medio día y luego su padre vendría a por ellos. Los dos se despidieron de mi besándome en la boca cuando se fueron al instituto. Le guiñe el ojo a Juan porque quería que ...