1. Ya soy el puto del equipo (IV)


    Fecha: 30/08/2020, Categorías: Incesto Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    La primera noche con Abelardo
    
    Para mi taita, Abelardo era solo un amigo. Mi taita es tan buena que nunca piensa torcidamente de nadie. Ahora que ya es mayor y a veces le pesan los años, sigue trabajando. Ella se cobra su pensión, y no tiene hijos, ni hermanos, ni más bienes que a mí, está en mi casa sin sueldo porque es la suya, pero con total disposición de dinero para hacer las compras que desea. Hace poco me dijo:
    
    — Dorito, cuando tengas amigos o a alguna persona que te haga buena compañía, ¿donde iré yo?
    
    Me puse a llorar de ver una persona que de pronto vio su futuro incierto y, tras pensarlo un rato mientras ella me miraba llena de incertidumbre, le respondí:
    
    — Taita, esta es tu casa, aquí mandas tú, cuando yo tenga a alguien, si alguna vez tengo a alguien, tú eres mi taita siempre y espero que me cuides siempre y cuando tú no me puedas cuidar, yo te cuidaré a ti.
    
    Un día me preguntó Abelardo qué era para mí mi taita, yo le respondí:
    
    — Todo y a la vez más que todo. Es más que mi madre, porque ha sacrificado su vida sentimental por mí, por cuidarme, nos tenemos los dos, para ella soy más que un hijo. La quiero como mi madre y como mi madre la considero.
    
    — ¿Por qué la llamas taita?, me preguntó.
    
    — En el quechua de Cuzco significa «padre», pero es algo más, es el padre que cuida y tiene sus sinónimos como «tata», «yaya»; yo la llamaba así no sé por qué, cuando podía pensar me dijeron esto que te acabo de explicar, me gustó haber dado nombre de varón a ...
    ... mi taita porque para mí es padre y madre a la vez.
    
    **********
    
    Decía que para mi taita Abelardo era un amigo y me solía preguntar por el «otro amigo», se refería a Marcos, por Abelardo me preguntaba por su nombre. Por eso descubrí que le tenía cierta preferencia, aunque ella nunca hacía distinciones.
    
    Cuando le dije que Abelardo dormiría conmigo, taita no se inmutó, había dormido ella muchas veces conmigo hasta que me hice mayor y dejé los miedos. Pero ella sabía que un día tenía que venir alguien a mi vida, lo que yo no solía pensar ni por accidente.
    
    ¿Había pensado mi taita en que sería una mujer? No lo sé, pero lo dudo, ella siempre conoció mis preferencias, sabía que me gustaban las películas con chicos guapos, sabía cómo estaba mi dormitorio y estudio decorado con actores y sin actrices. Mi taita sabía mis inclinaciones, aunque nunca lo habíamos hablado, pero nada había escondido entre nosotros. Mi taita me lavó y me vistió hasta mis 16 años y compraba mis juguetes, jamás violentos ni pelotas de fútbol, sino trenes, muñecas, luego venían los juegos de consola que abandoné pronto y tenía inclinación a leer y a la soledad. Lo que más le hacía sufrir a mi taita era mi soledad.
    
    A los 16 años me dijo que ya era mayor para que lo lavara y vistiera, no me opuse como no me opuse antes a que me lavara y vistiera. Me enseñó a escoger mis perfumes, mis peines, mis cuchillas para afeitarme el bigote y una maquinilla para depilarme el pubis porque siempre le decía que me ...
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