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Ya soy el puto del equipo (IV)
Fecha: 30/08/2020, Categorías: Incesto Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... Eso es lo que nos pasó. Abrazados nos habíamos producido tanto placer, tocándonos y sintiendo el calor de nuestros cuerpos mezclados con nuestros imparables besos y suaves mordiscos en nuestro cuello que nuestras pollas también desearon interactuar y se despacharon en un derrame casi simultáneo que se enterró entre nuestras cuerpos y nos quedamos impregnados de nuestro semen y seguíamos abrazados hasta dormirnos. Despertamos al poco tiempo por nuestro movimiento y nuestro deseo ya tenía planificada la realización de sexo con otras magnitudes ingeniadas por nuestro deseo de amarnos. Me di media vuelta y acudí a limpiar con unos escupitajos la polla de Abelardo y secarla con mis manos limpiándolas en la sabana bajera. Dispuesta esa polla, me dispuse a mamarla y prepararla para prestarle mi culo a Abelardo y que me forzara a sacar mi apetito. Pronto entendió mi intención, porque hay cosas que no seducen, solo se insinúan y si se ama se entienden. Abelardo tomó mi cintura con la fuerza de sus brazos y me colocó sobre él, de modo que mi culo quedó sobre su cuello, estando yo medio encorvado y animado chupando su polla. Abelardo en esa postura comió mi culo con chupetones y lamidas, me lamía apretando su lengua y yo me sentía muy halagado y lleno de placer. Así estuvimos trabajándonos hasta que entendimos que ya era el momento adecuado para ejecutar nuestro deseo y me incorporé para sentarme sobre la polla de Abelardo cara a él. Deseaba mirar su cara de placer. Me ...
... sonreía cuando poco a poco iba descargando mi cuerpo sobre su polla. No tardó en entrar y me senté sobre su pubis. Su cara era todo un espectáculo con los ojos medio cerrados y gimiendo; el placer de mi interior albergaba toda mi alma. Abelardo, sintiéndome caído y abandonado por mí mismo comenzó con furia el movimiento de sus caderas y pies para que su culo se elevara y me obligara a actuar. Entonces tomé la iniciativa de entrar y salir ayudado por mis pies y manos en la dirección contraria de Abelardo de modo que cuando yo bajaba el subía, dos fuerzas contrarias llenas de placer para obtener un mismo fin. Ambos estábamos al rato impregnados de sudor hasta que yo sentí los espasmos de mi cuerpo que proporcionaron el orgasmo y expulsé mi semen sobre el pecho y abdomen de Abelardo. Se impactó de sentir mi orgasmo y llegó de inmediato el suyo, derramando toda su semilla para perderla en mi intestino. Caí en un golpe de placer sobre su rostro para dar fin a nuestro orgasmo con un beso interminable. Al ponerse blanda su polla, salió sola de mi interior y sentí como se derramaba su semen por mi ano e iba cayendo sobre su pubis y resbalando hasta la sábana. Abrazados y con humedades por todas partes, nos volvimos a dormitar, sin caer todo el tiempo absolutamente en los brazos de Morfeo. Porque al rato escuché un susurro en mi oído: — Has estado bueno… — Has estado mejor que nunca…, —contesté susurrando. — Prepárate que deseo tu polla en mi culo, — susurró nuevamente ...