1. Ya soy el puto del equipo (IV)


    Fecha: 30/08/2020, Categorías: Incesto Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... Abelardo.
    
    — Tantas veces cuantas quieras, —contesté del mismo modo encendiendo más sus deseos.
    
    Así es como volvimos a hacer el amor. Se me puso en cuatro y le comí su culo hasta tenerlo a punto y le ensarté despacio mi polla en su puerta hasta que me dio su permiso para entrar. Se distendió y empujé. No fue fácil. Gemía Abelardo de dolor y deseo a la vez y mi polla entró en su aposento interior. Descansé un poco para que se acomodara Abelardo que movía su culo para sentir placer e inicié el movimiento entrando y saliendo. Fue más difícil y lento que antes, pero todo llega y por fin mis testículos me dieron su fruto para que lo expulsara en el interior sintiendo tal placer que me caí sobre la espalda de Abelardo. Solo deseaba comerme entero a mi amante y le daba besos en su espalda y cariñosos mordiscos suaves en su cuello, al tiempo que, cruzando mis manos por sus caderas, así con mis manos su polla para masturbarla y obligarla a derramar una excelente y voluminosa eyaculación que se derramó sobre las sábanas. caímos los dos extenuados con nuestras cabezas a los pies de la cama y nuestros pies quedaron debajo de la almohada.
    
    Extenuados nos dormimos abrazados. La luz del día bañó a través de la ventana nuestros cuerpos. Despertamos y nos encontramos que estábamos ambos abrazados y nuestras cabezas sobre la almohada y nuestros pies a los pies de la cama. No fue un milagro ni un terremoto. Habíamos estado toda la noche haciendo de las nuestras y descansando con ligero ...
    ... sueño, hasta que nos alumbró la luz del día. Eran las 8 de la mañana, un día jueves, que teníamos clases por la tarde, razón por la que no habíamos puesto ningún despertador. Pero podría ser que tuviéramos el desayuno preparado.
    
    Nos duchamos para despejarnos. Lo hicimos juntos para ayudarnos a lavarnos. Teníamos semen secó por todo el cuerpo incluidos los cabellos de la cabeza. Nos excitamos de nuevo y todavía bajo el chorro suave de la regadera nos masturbamos mutuamente para sentirnos más aliviados y salimos a secarnos. Lo perfumé con uno de mis perfumes preferidos de LOEWE y ligeramente vestidos con un short salimos a desayunar. Nos esperaba mi taita.
    
    — Buenos días, taita, — y la besé.
    
    — Buenos días, Dorito, — y me besó.
    
    — Buenos días, taita, — y Abelardo la besó.
    
    — Buenos días, mi hijito, — y mi taita, lo besó.
    
    Nos pusimos a desayunar.
    
    — Taita, creo que hemos dejado la cama imposible y totalmente perdida, —dije con cara de avergonzado y la cabeza gacha, mirándola de reojo.
    
    Abelardo también agachó totalmente su cabeza.
    
    — No te preocupes, Dorito, mientras desayunáis voy a poner orden, no quiero que entre Lucía y vea nada, es muy joven.
    
    Salió y nos dejó desayunando lo que había preparado. Teníamos hambre.
    
    — Esta mujer es un cielo, —rompió el silencio Abelardo.
    
    — ¡Es mi taita!, —respondí con naturalidad.
    
    Al rato llegó mi taita y me dijo:
    
    — Ya he hablado con Lucía y le he dicho que a partir de ahora yo le indicaré cuando entra en tu ...
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