El secreto de Isabel
Fecha: 02/09/2020,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Federico Rivolt, Fuente: CuentoRelatos
... ella.
Su jefe había salido y ella era la única en la tienda. Intentó calmar a la cliente, pero no logró imponerse con su delicada voz. Luego de resistir los gritos de la señora durante diez minutos, accedió a devolverle su dinero y a aceptar la camisa de vuelta.
Un rato después, su jefe regresó.
– ¡Isabel! – le gritó – Sabes muy bien que no aceptamos devoluciones una vez lavadas las prendas. Además, pudiste haberle dado crédito en la tienda en lugar de regresarle su dinero.
Completamente falso; más de una vez él le había devuelto su dinero a un cliente insatisfecho para no poner en riesgo la reputación del negocio.
– Estoy harto de perdonarte por este tipo de cosas, Isabel. Esta vez lo descontaré de tu paga.
También falso; jamás le había perdonado nada.
Isabel no tenía a nadie con quien hablar de sus problemas laborales. Era soltera y no tenía amigas, y en su familia solo quedaba viva Zulema, su abuela materna.
“Isabel… Isabel… pregúntale a tu abuela, Isabel”
Esa noche despertó agitada; aquel sueño había sido mucho más realista que los anteriores. Se vio caminando de la mano con una joven exactamente igual a ella, con vestidos rosados cubiertos de moños; pero al mirarla vio que su compañera era pura maldad.
El domingo fue sin falta a almorzar a la casa de su abuela Zulema, debía contarle de sus sueños recurrentes y ver si efectivamente ella tendría una respuesta para darle.
– Últimamente en mis sueños aparece una mujer igual a mí, solo que ...
... llena de maldad. La otra noche me pidió que te preguntara a ti acerca del asunto; fue muy extraño.
La anciana la escuchaba mientras bebía una taza de té. Tenía ochenta años, pero conservaba la elegancia de siempre. Se tomó todo el tiempo del mundo para terminar la infusión antes de responder.
– A veces sucede que alguien escucha cierta información y luego la olvida, solo para luego recordarla en los sueños. Debiste haber escuchado hace mucho tiempo algo acerca de mi hermana y ahora lo estás recordando, te lo contaré nuevamente.
Isabel abrió sus cálidos ojos como si estuviese a punto de escuchar el secreto más grande de su familia; y lo era.
– Tuve una hermana gemela, fuimos siamesas.
La anciana desnudó su hombro izquierdo mostrando a su nieta una enorme cicatriz.
– Siempre me cubro, ¡oh, vanidad! Cuando eras una niña, por un descuido viste mi cicatriz, y me preguntaste qué me había ocurrido. Yo te mentí, te dije que me había lastimado andando en bicicleta.
Isabel observó que el lugar de la cicatriz de su abuela era exactamente el mismo en el que ella sintió ese profundo dolor, pero prefirió no decirle nada y dejar que terminara de contar su historia.
– Al separarnos, a mí me quedó esta horrible cicatriz. Hoy en día la cirugía ha evolucionado y podría corregirse fácilmente, aunque de todas maneras en aquella época la ropa era mucho más discreta, por lo que me era fácil disimularla. Mi hermana no tuvo la misma suerte, ella nació con su rostro unido a mi ...