El secreto de Isabel
Fecha: 02/09/2020,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Federico Rivolt, Fuente: CuentoRelatos
... hombro y cuando nos separaron al nacer, le quedó el lado derecho de la cara completamente deformado.
– ¿Y ella vive aún? – preguntó Isabel.
– No – dijo seriamente –, falleció poco después de nacer. Ahora ya sabes la verdad. Quizás escuchaste el rumor y es por eso que tuviste esas pesadillas, como un recuerdo de aquello que oíste.
Isabel sintió que había más secretos, pero no se animó a seguir preguntando.
Por la noche las pesadillas regresaron, y fueron mucho más realistas esa vez. Soñó que algo crecía junto a su cuello y al tocarse, una mano salía de allí. La sujetó y entonces una mujer entera surgió de su hombro:
“Isabel… Isabel… yo me haré cargo, Isabel. Tú duerme tranquila”
En el sueño se dirigía al trabajo y allí asesinaba a su jefe con una navaja. Lo hacía como suele suceder en los sueños: de un modo inevitable, sin poder controlar su propio cuerpo.
En medio de la noche despertó y sintió nuevamente el dolor en su hombro. Se tocó y efectivamente tenía algo allí, algo bajo la piel.
Aquella mañana pidió turno con el médico para hacerse revisar. Las pesadillas continuaron durante la semana y el dolor en su hombro seguía allí, pero el día en que fue al médico, no tenía nada junto a su cuello.
– Le juro, doctor, hasta ayer estaba allí. Era algo incrustado en mi hombro. Estoy muy asustada.
El médico sonrió amablemente:
– No tienes nada, probablemente sea todo producto del estrés. De todos modos te haré unos análisis para quedarnos ...
... tranquilos.
Los estudios no encontraron ninguna anomalía, pero Isabel no se quedó tranquila.
Por la noche los dolores regresaron junto con aquello que sobresalía en su hombro; era como si se escondiera durante el día para aparecer cuando oscurecía. Isabel pensó que lo mejor sería ahondar más en el asunto de la hermana de su abuela, por lo que volvió a visitarla ese fin de semana.
– Debes contarme la verdad, abuela; sé que hay algo más, algo que no me has dicho.
La anciana la escuchaba mientras bebía una taza de té. Se tomó todo el tiempo del mundo para terminar la infusión antes de responder.
– De acuerdo, lo haré, te contaré todo lo que sé.
Isabel abrió sus cálidos ojos como si estuviese a punto de escuchar el secreto más grande de su familia; y lo era.
– Mi hermana murió, pero no hasta muchos años después de haber nacido. Fue conmigo al colegio, ¿te la imaginas junto a mí, tan glamorosa? Los niños se reían de ella… espera, te mostraré su fotografía.
La anciana sacó de su enorme billetera una fotografía destruida por las décadas, era de color sepia, y en ella podía verse a dos niñas vestidas exactamente iguales, con vestidos claros cubiertos de moños. Una de ellas era preciosa: su abuela. La otra también lo habría sido si no fuera porque la mitad derecha su rostro estaba afectado por una enorme cicatriz. De todas maneras, la mitad izquierda no era más agradable, ya que cargaba con un odio producido por las risas de sus compañeros de escuela.
– Un día, mi ...