El secreto de Isabel
Fecha: 02/09/2020,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Federico Rivolt, Fuente: CuentoRelatos
... hermana cobró venganza. Mató a tres de nuestros compañeros con una navaja. La internaron en el Instituto Psiquiátrico Dra. Banach. A pesar de todo seguía siendo parte de nuestra familia, e íbamos a visitarla todas las semanas. Un día nos avisaron que había fallecido por una reacción a su tratamiento con pastillas.
Isabel sintió que su abuela le había contado todo lo que sabía, pero por la noche tuvo un sueño que le indicó que la historia era aún más compleja.
“Isabel… Isabel… no me encierres. No estoy muerta, Isabel… ¡y tampoco lo está tu tía!”
La joven se despertó de un sobresalto, como ya era de día, tomó el teléfono y llamó a su jefe.
– Hoy no iré a trabajar, estoy enferma.
Lo dijo sin titubear y sin más explicaciones; fue como si otra persona se hubiese puesto en su lugar para realizar esa llamada. Finalmente usó su día libre para ir al Instituto Psiquiátrico Dra. Banach. Quedaba a más de doscientos kilómetros de su casa y tuvo que conducir durante horas para llegar allí.
Muchas familias escondían sus vergüenzas en la época en que su abuela era joven, claramente cabía la posibilidad de que sus padres hubiesen engañado a todos con la muerte de su hija, e incluso a su hermana también le hubieran ocultado la verdad para que de ese modo ella siguiera adelante, pretendiendo que nunca tuvo una gemela asesina. No importaba realmente si su abuela fue la que mintió o si fueron los padres de ésta, lo único que ella estaba haciendo era seguir las pistas de sus ...
... sueños recurrentes.
Rodeado de una enorme arboleda, encontró el edificio. El lugar era gigantesco y desolador, las paredes eran de un gris opaco, como si se tratara de una fortaleza en lugar de un hospital; como si lo importante allí no fuese curar a los enfermos, sino evitar que se escaparan.
– Según el registro, tu tía no ha tenido visitas en más de sesenta años – dijo la enfermera –. Estará encantada de conocerte, sobre todo cuando se entere de que te llamas Isabel, al igual que ella.
La joven oyó una risa en su oído izquierdo. Al voltear la cabeza, vio que una señora reía alocadamente mientras la llevaban atada en una camilla.
– Te acompañaré – dijo la enfermera –, este no es lugar para que una bella muchacha como tú ande caminando sola.
Isabel se veía aún más pequeña e indefensa que de costumbre al caminar junto a la imponente enfermera. Así era la mayoría en aquella institución, debían serlo para controlar mejor a ciertos pacientes difíciles.
Caminaron por un corredor de más de cien metros de largo. Al llegar al final, subieron por las escaleras hasta el tercer piso, debido a que el ascensor estaba descompuesto. Su tía se encontraba en el sector de los pacientes que jamás salían del pabellón.
– Aquí es, habitación F7 – dijo la enfermera –. No te preocupes, ya no es peligrosa.
Era cierto, su tía llevaba muy mal sus ochenta años, y estaba sentada en una silla de ruedas, completamente encorvada. Cuando la joven se acercó, la anciana levantó uno de sus ...