1. Nora – Me encantan los hombres maduros


    Fecha: 03/09/2020, Categorías: Incesto Autor: Little Sex Warr, Fuente: CuentoRelatos

    ... otra que hubiese visto anteriormente. Me acomodo en posición de misionero poniendo mis piernas sobre sus hombros, para de una manera lenta pero constante irme penetrando. Cuando sus huevos chocaron contra mis nalgas, inicio con una bellísimas arremetidas, lentas y profundas, sin prisas, se notaba que el disfrutaba más de esa manera, que dejándose ir arrebatadoramente, como cualquier muchacho. Fue un polvo de campeonato, mientras me daba, sus manos seguían acariciando mi cuerpo y su boca jugaba entre mis labios y mi pecho. Así continúo hasta venirse largamente dentro de mí, su semen caliente y espeso, cubrían las paredes de mi vagina, yo sentía cada uno de sus chisguetes hasta llenarme por completo de su leche. Sin sacar su miembro de mi interior, nos recostamos de lado, para continuar con nuestros besos y nuestras caricias. Me dijo que por lo menos unos 45 minutos le tomaría volver a levantar su miembro, pero que mientras podía regalarme un delicioso sexo oral y una dedeada en mi ano si es que me ...
    ... gustaba.
    
    Yo le deje hacer lo que él quisiera conmigo, me culeo con uno y con dos dedos, pero le mencione que era virgen por ese agujero y que no me apetecía más de lo que me daba con sus dedos. Me regalo otra tremenda mamada en todo mi sexo, para después regalarme unos besos negros en mi ojete posterior, después de poco más de media hora, me pidió hacer un 69, para terminar de llevar su falo a una erección total. Respetando mi deseo de no hacer un anal, tiernamente me acomodo en cuatro patas para cogerme de a perrito y después de un rato, acostarse boca arriba para que me clavara yo misma, moviendo cachondonamente la pelvis, hasta lograr su segunda eyaculación en mi interior.
    
    Al tranquilizarnos, nos metimos a bañar, nos vestimos y abandonamos el hotel.
    
    Como buen caballero, me llevo hasta mi casa prometiéndome jamás molestarme en ella, y comprometiéndose a llamarme en otra ocasión si así yo lo deseaba.
    
    En su siguiente cita, solamente fue hacerle nuevamente la señal, de que esperaba su llamada. 
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