Ama de leche. María, la mujer de mi primera vez, tal vez eres tú.
Fecha: 07/09/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos
... hice adicto a ese saludable hábito.
Pasé muchas noches encamado con María, aprendí a usar forro (condón) en los días no propicios para el sexo al natural, me enseñó cómo hacer feliz a una mujer con la lengua, felicitado por creativo en la técnica oral. Gratificada y saciada en calidad y cantidad, le hacía sexo todas las noches y algunos días a la sacrosanta hora de la siesta.
Cuando pude controlar y manejar la excitación me entregó el culito, no sin antes explicarme de qué modo debía hacérselo para no lastimarla, lo tenía demasiado estrecho.
—La primera vez que me lo hicieron fue un amigo de su padre, pasado de licor me forzó el traste, me dejó dolorida por la brusca penetración, por eso me cuesta dejar que me lo hagan, siempre me niego, pero… tu eres tan dulce, y ser tu primera mujer quiero darte el permiso que lo disfrutes.
Su calentura y mis ganas seducen la decisión de entregármelo.
Una noche, solos en la casa, usamos la cama grande para el amor. Después de uno, largo y agotador, la María quedó con el sí fácil, de bruces, sobre la almohada, “culo p´arriba”, presioné la puerta del cielo con la cabeza húmeda de sus jugos vaginales.
Al segundo intento, entré un poco, con sus manos se abría las nalgas, ayudó a entrarle otro poco, y otro poco… ¡Entré todo! Detuve la penetración, hasta tolerar la carne que le agranda la tripa, que su recto se adecue al grosor de mi poronga, siento el culo bien rico, bien caliente, vibrando al influjo de mis ...
... embestidas.
—Dámela, dámela de una vez, quiero, quierooo... ah. No te demores, no voy a poder aguantar…
Esa primera vez fue única, sentida y dolorida, nos gritamos todo. Grita y pide más y más...
—Dame, es tu culo, asííí... ¡No pares, seguí más, más, más!!!
Abrió los cachetes. Levanta más la cola, grita, el aguante tiene límite.
—¡Me voy!... –Grité con toda el alma que se me escapaba junto con la urgencia del semen.
Regué la tripa maltratada, estremece, vibra, la calentura excede todo lo conocido en placer.
— ¡Quédate dentro! Por favor no te salgas, espera… déjame sentir los latidos de la pija que la estremece, quédate, espérate que amaine la erección, necesito sentirte…
Esas vacaciones fueron únicas e irrepetibles. Enamorado hasta el tuétano, solo quería estar con ella, gozarla todo el tiempo, toda la vida, casarme con ella, vivir con ella, ya no existía otra mujer que no fuera ella. Vueltos a la ciudad seguimos haciendo el amor, con disimulo no siempre logrado, cuando el “metejón” (calentura) fue evidente, intervino mi padre para poner las cosas en orden.
Dos días después, al regreso de la facultad, mi hermana me contó que María “tuvo que volverse” a su Tucumán natal, que me había dejado una carta, en ella una esquela que decía: “te espero en… y mencionaba lugar y hora”
Me llevó a un “Hotel Alojamiento”, así se llamaba por ese tiempo el hotel para parejas. Nos amamos a morir, puso más pasión y entrega que otras veces, sin cuidarnos, después supe que esa era su ...