1. Los juegos de mi madre


    Fecha: 07/09/2020, Categorías: Incesto Autor: delnorte1, Fuente: RelatosEróticos

    El matrimonio de mis padres fue como tantos, un fracaso. Una de esas parejas sumergidas en la rutina y la indiferencia, la apatía, la conformidad, la decepción y el desencanto. Caracteres incompatibles que convivían juntos por inercia, aplazando por pereza solicitar una separación o divorcio por aquello del “qué dirán”...
    
    Desde pequeño recuerdo que mis padres dormían no en camas separadas sino ya en habitaciones separadas; mi padre trabajaba y mi madre cuidaba del hogar, ese era el pacto. Yo fui hijo único por lo cual fui un niño muy querido por los dos, quizás él no lo exteriorizaba tanto, pero me quería a su manera. La que me quería mucho era mi madre…
    
    Ahora de mayor comprendo las cosas que por entonces no entendía, mi madre era una hembra sexualmente insatisfecha, y una hembra insatisfecha es un problema…
    
    De niño dormía en una habitación muy cálida y acogedora, con mi madre. Mi madre no es alta ni baja, 1 metro 67 cm, aproximadamente, cabello castaño oscuro casi negro, labios carnosos, pechos redondos tirando agrandes, piel ligeramente morena, complexión más bien fuerte, culo macizo y duro y unos muslos que me fascinaban de pequeño, fuertes y amplios y rematados en unas contundentes rodillas redondas. Tenía por aquel entonces unos 37 o 38 años, y yo, poquitos aún…
    
    Fui un niño muy mimado y muy querido por ella, me ponía en su regazo, me besaba, me bañaba y siempre estaba conmigo aparentemente de broma, aunque ocultara su perenne mal humor con mi ...
    ... padre…
    
    Pero a lo que voy es a mis recuerdos de aquel tiempo. En las largas noches de invierno, de frío, lluvia y mal tiempo, al amanecer yo me despertaba temprano y me iba a su cama, o me llamaba ella, y en otras ocasiones, a la noche, y sobre todo aquellas de mal invierno, me acostaba en la suya directamente y dormía con ella. Lo estoy recordando ahora y ya está martilleándome el corazón en el pecho, pues de aquella empecé a probar sus juegos, sus juegos maravillosos…
    
    Mi madre nunca usó camisón o pijama, tenía bastantes edredones en la cama, siempre cálida, y dormía siempre en bragas y sujetador, generalmente blancos o color beige, en los que se mostraba ante mí sin ningún tipo de pudor, pudiendo yo ver con claridad la rotundez de sus tetas, redondas, duras, marcando pezón contra el sujetador y disfrutando la vista con sus muslos siempre bien depilados, que subían hasta sus bragas , a veces de un modelo blanco, que tenían como unos poros, pequeños o mínimos agujeritos que dejaban entrever algo o transparentar la oscuridad del coño, el cual no solía depilar. A pesar de sus piernas siempre perfectamente depiladas, yo veía asomar en las ingles algunos pelos negros, observaba yo con mucha curiosidad...
    
    No es que siempre estuviera de buen humor conmigo, a veces estaba cansada o no tenía ganas de broma, pero la mayor parte de los días, al anochecer o al amanecer jugábamos a las luchas, a hacernos cosquillas, a ver quién era más fuerte y sujetaba al otro, etc. A mí me parecían juegos ...
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