1. Placer de veterano


    Fecha: 11/10/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Wild Skin, Fuente: CuentoRelatos

    ... mirada.
    
    - ¿Que paso Sr. Antonio, se le antojó algo más que un café?
    
    - Bueno mi niño, es que hace rato vi que tienes unas buenas nalgas y no pude evitar tocarlas porque se ven muy gorditas.
    
    - Ay Sr. Antonio que, pasado y abusador, ¿y usted tiene con qué responder? Mire que yo lo puedo dejar temblando usted se ve mayor para la gracia.
    
    - Ah pues, ¡mírenme al muchachito me salió sinvergüenza!!! Tan seriecito que se ve. Bueno vaya hágame el cafecito y ahora vemos si respondo o no, pero ven acá para tocar bien ese par de nalgas, están bien gorditas.
    
    Con una nalgada me mando a que hiciera el café. ¡Qué loca situación!, ¿qué rayos le dije a ese señor?, fui rápido a la cocina y mientras hervía el agua mil imágenes pasaron por mi mente. Estaba a punto de coger con un viejo, que de paso pudo ser hasta marido de mi madre, pudiera ser mi papá. Pero bastantes ganas que me despertó el viejo sucio ese, y bueno nunca me había comido una verga mayor de 30 años. Así que al volver con el café Antonio me miraba sonriente. Él se acomodó en la silla y yo me senté en una de sus piernas.
    
    -Bueno Sr. Antonio entonces como es eso que me va a coger y me va a dar lo mío?
    
    -Yo no dije eso mijo.
    
    -Ah bueno entonces ¿ya se me va a echar para atrás? ¿Usted cree que esa manoseada que me acaba de dar es gratis? Estas nalgas no son para tocar nada más, a este culito le gusta la carne, entonces dígame ¿me va a dar verga o me dejara con las ganas?
    
    -Bueno mi niño a mi edad no puedo dejar ...
    ... pasar estas oportunidades, y hace varios años que no tengo mujer, así que vamos a meterle, pero me hace falta una ayudadita.
    
    Metió la mano a su bolsillo y saco una cajita plástica, adentro había unas pastillas. Se metió una a la boca y luego bebió café. Imagino que algún tipo de viagra.
    
    Me levante y me lo lleve para mi habitación. Solté su correa y bajé sus pantalones, luego sus interiores y lo senté en el borde de mi cama. Me quede de pie y le di la espalda, lo deje a sus anchas.
    
    - Bien Sr. Antonio. Agarre lo que guste.
    
    Sin más el viejo hundió su rostro en mi culo aún sin bajar mis shorts, luego con calma fue quitándome la prenda mientras besaba mis recién bañadas nalgas. Me sobaba como si fuera un objeto preciado, quizás recordaba las nalgas de su última mujer, o el culo de aquella noviecita de la juventud. Estuvo un buen rato sobándome y creo que sin saber que más hacer.
    
    - Sr. Antonio, mójese los dedos con saliva y acarícieme el ano
    
    - Muchachito esto está bien sabroso, y tiene el culito calientico.
    
    Ese hombre me agarro el ano, lo acaricio, me metió sus dedos, luego se hundió en mis cavidades y me paso la lengua por toda esa zona deliciosamente y con unas ganas brutales, a medida que me exploraba aumentaba su fuerza, parecía de nuevo el rudo albañil que, con firmeza hacia su trabajo, yo me incline hacia adelante y deje toda la inmensidad de mi trasero a su merced, luego de chuparme el culo un buen rato me tomo por la cadera y me tumbo en la cama, brutal, ...