1. La fantasía cumplida


    Fecha: 20/09/2020, Categorías: Confesiones Autor: Jullietta, Fuente: CuentoRelatos

    Hoy no he podido más.
    
    Y lo he hecho. He llevado mi fantasía de hace tiempo a la realidad.
    
    No le busco motivo, Aunque tal vez sea porque ayer noche viví unas sensaciones deliciosamente excitantes, como hacía tiempo que no experimentaba. Porque no me prodigo con esa manera de hacerlo, ni con el sexo del cómplice.
    
    Pero me causó un gran placer, que me dejó suave, flotando en un limbo de mimos y caricias explícitas, con orgasmos incluidos. Tú, sí, tú, ya sabes a lo que me refiero.
    
    Los y las demás… ni caso.
    
    Vamos a lo que quiero contar.
    
    Ha sucedido este mediodía. Normalmente como en el trabajo, y el poco tiempo que me resta, lo dedico a mis cosas, sin moverme del sitio. Claro, eso solamente cuando estoy en oficina. Otros muchos días me muevo, o ni siquiera trabajo, que también sucede.
    
    Tal vez por esa sensación de anoche que todavía me embriagaba, he decidido salir a tomar un poco el aire.
    
    Y cuando estaba paseando, lo he visto. Allí mismo, enfrente. Hurgando con un bastón en uno de los contenedores.
    
    Alto, con el cabello como un amasijo de caracolas bailando, y de piel negra.
    
    Hay muchos lamentablemente subsistiendo así, de ese modo. Buscando en los deshechos, hierros y demás para sacarse cuatro euros a cambio, en cualquier almacén de chatarra.
    
    Ha sido como una corriente eléctrica, como una descarga. Y me ha dejado muy decidida.
    
    Así que, sin pensarlo más, me he dirigido hacia él, y entre signos, gestos y palabras le he dicho que, si quería ayudarme, ...
    ... que tenía en mi casa algunas cosas para tirar que quizás le podrían hacer el apego.
    
    Me ha entendido perfectamente. Aunque solo habla algunas palabras.
    
    Sonrío al recordarlo… afirmaba con su cabeza y me repetía. –“gracias, tú buena, gracias”-
    
    Y claro, yo le daba otro sentido en mi mente ya pervertida por la idea de hacer realidad ese sueño que muchas veces pienso.
    
    Enfrente mismo de los contendores había un portal, y me he dirigido a él con rapidez y seguridad. Como si fuera el mío.
    
    Él ha dejado el carro que llevaba, pegado a los contendores y me seguía.
    
    Antes de que me alcanzara, he pulsado un timbre. De los pisos más altos. Al azar, pero pensando que cuanto más alto, más probabilidades había de que surtiera efecto.
    
    -“¿Diga?”-
    
    -“Cartera”- así, de golpe- y le ha seguido el zumbido del portero automático.
    
    Sujetando la puerta con mi cuerpo, le he indicado con la mano que me siguiera. Y lo ha hecho.
    
    Ya en el portal he podido mirarlo con un poco más de detenimiento, mientras se colocaba a mi lado.
    
    De labios gruesos y rojos, su boca me ha parecido muy excitante. Tenía buen porte. Llevaba un pantalón de chándal y una camiseta de tirantes, con un gran número, como los jugadores de básquet. Era el 58.
    
    He empezado a subir las escaleras. No quería coger el ascensor, estaba muy decidida pero mi cuerpo temblaba. Y no quería estar en lugares cerrados.
    
    Entonces me he detenido, y me he girado. Él estaba dos escalones más abajo, y casi teníamos los ojos a ...
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