1. Tía viuda por el viagra: (1) finde, sexo a full


    Fecha: 21/09/2020, Categorías: Incesto Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... tía y mi forzada veda sexual generan una nueva perspectiva, sobre todo después de sus confidencias, el brindis con champan fue el inicio.
    
    La cercanía de un afectuoso “escuchador” facilitó la confidencia que necesitaba, abría su corazón, dejaba fluir sus penas: -“me casé con el dueño del negocio, con la edad de mi padre pero era la forma de salir de pobre, tener un buen pasar, decía mi madre. Bastante huraño en el trato con los ajenos, puertas adentro no tanto, pero igualmente riguroso, muy celoso y sobre todo un adicto al sexo. Me celaba de todo y de todos, este apartamento dejamos de rentarlo a los turistas para escaparnos en el horario de la siesta a tener sexo. Seguramente habrás escuchado esos chismes que dicen que “murió por consumir tanto viagra”, ja!, eso salió de la farmacia seguramente, pero es casi cierto, ya que por un problema que tuvo necesitó ese “incentivo” para seguir “dándome máquina” como en sus mejores tiempos. Era un obsesivo del sexo, en la mañana, en la pausa para el almuerzo subíamos a este apartamento para hacerme sexo, y en la noche, realmente era una máquina que solo pensaba en sexo, bastante egoísta, solo pendiente de su propia satisfacción, para poder soportar el acoso debí aprender otras formas y modos de satisfacer su desmedido apetito sexual. Aprendí a disfrutar del sexo a mi modo, y ahora… bueno… hace un año que nada de nada.
    
    Durante ese monólogo, la vista baja, concentrada en la burbujeante textura del champan, recién al final, tímida ...
    ... levantó la vista para ver el efecto producido en su “sobrino”.
    
    - Y no has pensado en buscarte una relación… seguro que candidatos no deben faltarte…
    
    - Acá no es posible. Hay muchos gavilanes buscando comerse a esta pollita, pero… sabes que “pueblo chicho infierno grande” y cuando estaba en las preliminares de algún acercamiento, nada serio ni cercano a la cama, ya se comenzaba a hablar que… “la viudita necesita carne” y todo eso… Tengo una hija, no puedo correr riesgos por eso así estamos…
    
    - Quieres decir con hambre de…
    
    - Sí, hambrienta, famélica de… bueno… de eso… mismo que estás pensando.
    
    El brindis siguiente, y otro más acercan los ánimos, atravesados por la necesidad de intimidad, soledad y abstinencia de sexo se compadecía con mis carencias por el embarazo de mi esposa. Nos terminamos la botella del espumante. Apresuré en abrir otra, al descorcharla el borbotón de espuma cayó sobre el pecho de Elina, tomé una servilleta para secar su piel, aprovechando para deslizar mi mano más de lo necesario, la sonrisa cómplice era el tácito permiso del abuso de confianza.
    
    Esta segunda botella la bebíamos directo del pico, tomados de la cintura, apoyados contra la mesada de la cocina, seguimos alternando sonrisas y sorbos.
    
    El espumante alegraba los ánimos, soltaba las confidencias, acercaba las emociones, se dejó abrazar, esconder su vulnerabilidad contra mi pecho, cobijarse en mis caricias, sentir el aleteo de una paloma herida, rocé mis labios en la piel de su ...
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