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Una noche con mis amigas
Fecha: 28/09/2020, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mientras sus labios buscaban mi cuello para darme besos grandes y pequeños acompañados de un cosquilleo provocado por las caricias que su lengua proporcionaba. Yo me dejé llevar nuevamente por la situación al sentir el calor que María me daba. Sentía sus suaves y bien formados pechos que hacían presión en mi espalda. Sus pechos eran bastante grandes y sus muslos muy cómodos por lo que no podía estar en una posición más cómoda. María dejó de abrazarme, una de sus manos bajó hacia mi concha que no podía estar más mojada, mientras la otras subió a uno de mis pechos que para ese momento estaban firmes, con unos pezones perfectamente redondos y excitados que recibían las caricias de la delicada mano de María que con movimientos circulares continuaba proporcionando masajes a mis ya bastante excitados senos. Mientras una mano jugaba con mis pechos, la otra introducía sus dedos femeninos en mi bien lubricada concha que no dejaba de escurrir de la excitación. Sus dedos eran suaves al igual que la totalidad de su cuerpo y mientras más profundo entraban sus dedos en mi concha mayor placer sentía. Yo ya no podía contener mis gritos de placer, lo intentaba pero no podía AHH AHHH AHHHHH SÍI SII MÁS MÁS MARÍA MÁS OHH SÍ MÁS ADENTRO MÁSS. Decía mientras sus dedos estaban cada vez más dentro de mí. Al ver que el placer que sentía era demasiado para mi, María dejo de hacer lo que hacía y me recostó sobre la cama boca arriba, pasó varias veces su lengua por mi cuerpo mientras yo yacía ...
... recostada sobre la cama sufriendo de un gran placer y agitación. Pasados unos minutos, me levantó de la cama para quedar sentada frente a ella con las piernas semiabiertas. Retiró sus interiores pero no su falda. Subió a la cama conmigo y se puso en la misma posición frente de mí. Nuestras piernas se entrelazaron para que nuestras conchas pudieran rozar una con la otra y con un movimiento de vaivén provocado por maría, nuestras conchas se rozaban mutuamente como si se estuvieran dando los más lindos besos mientras los brazos de María nuevamente me rodearon. Sus senos chocaban con los míos. Eran más grandes y sentía como amortiguaban los repentinos choques de nuestros cuerpos. Sus manos acariciaban mi espalda y sus labios alimentaban mi boca con los más dulces besos. Yo me sentía desconectada, todo mi cuerpo estaba poseído de placer y excitación y no pensaba más que en lo que maría hacía con mi cuerpo. Nunca nadie me había hecho sentir así. La excitación y el placer habían llegado al límite. Después de múltiples orgasmos y un gran cansancio provocado por frecuentes gritos de placer, María terminó con un largo y tierno beso que había saboreé como los demás. María soltó mi cuerpo que tenía abrazado y lentamente nuestras conchas se separaron. Las dos nos recostamos sobre la cama boca arriba. Descansamos y esperamos a que nuestro ritmo cardiaco volviera a la normalidad. María tenía un semblante lúcido y brillante que reflejaba una alegría difícil de describir. Yo estaba recostada ...