1. Por la calle


    Fecha: 30/09/2020, Categorías: Incesto Autor: Jullietta, Fuente: CuentoRelatos

    ... primera vez puedo oler el aroma de ese perfume varonil que me embriaga y con el que, de bien seguro, se ha acicalado antes de salir a la calle.
    
    Está haciendo un minucioso recorrido por todo mi interior empapado, para llenarse la boca y sus labios con el sabor del néctar de mis adentros.
    
    Yo termino de convulsionarme y respiro agitada mientras de mi boca se escapa una mezcla de palabra y chillido que apenas controlo.
    
    -diossssss, que rico.
    
    He cerrado por un segundo los ojos. Y cuando los abro de nuevo, está ya de pie, frente a mí, desabrochando su pantalón y sacando un generoso miembro que se me antoja duro y codiciosamente deseable.
    
    Extiendo la mano y con generosidad me lo cede, al depositarlo sobre ella.
    
    Lo acaricio. Lo miro embelesada, y le hablo de nuevo:
    
    -Métemelo, todo, dentro, vamos.
    
    Se acerca. Y aún me queda lucidez para soltar un. –“espera”- mientras intento detenerlo.
    
    Me mira sorprendido mientras hurgo en mi bolso con mis manos nerviosas. Saco un paquete diminuto y se lo entrego.
    
    Sonríe, y se dispone presto a colocarse el protector.
    
    Está tan duro y grande que es un momento.
    
    Sus manos se posan en mis nalgas, desnudas y frías por el contacto con la pared, Las tengo firmes, y de medida precisa. Las abarca con cada una de sus palmas abiertas y mientras las amasa, siento como ese cilindro delicioso empieza a entrar en mí.
    
    Jadeo, para permitir dilatarme y facilitar la maniobra. Aunque apenas tengo tiempo.
    
    Se juntan ambos sonidos, el ...
    ... suyo y el mío. Son gritos ahogados, mezclados con un suspiro profundo.
    
    Se inicia el vaivén. Le siento entrar y salir. Casi lo saca del todo, para invertir el movimiento y entrar con fuerza hasta el fondo.
    
    Con la pierna subida en el escalón siento chocar contra mi pelvis sus testículos, cada vez de forma más fuerte.
    
    -Sí, sí, así, no pares, cabrón, fóllame como quiero, vamos, vamos, todo, todo, fóllame con fuerza.
    
    Otra vez una sola palabra repetida con insistencia entre jadeos…
    
    -Puta, puta, más que puta, toma tu merecido… te voy a llenar de mí.
    
    -Házlo, sí, dame todo, vamos, córrete, márcame, hazme tuya, cabrón que me corrooooo.
    
    Y llegamos los dos al unísono. En medio de un valle de gemidos ahogados, temblores y espasmos.
    
    Aún a pesar de la protección puedo sentir el calor de ese semen derramado por mí y para mí, como va llenando el interior de mi sexo.
    
    Me apoyo en su pecho. Nos besamos. Con más lentitud ahora. Con más sosiego. Pero con mayor intensidad si cabe.
    
    Es un beso largo, completo, abundante.
    
    Cuando sale de mí, noto como un vacío. No quiero que se termine todo. Pero él ya está quitándose con pericia su protector lleno de su virilidad.
    
    Busco una toallita húmeda en mi bolso. Me seco y me repongo el tanga y el vestido.
    
    Miro el reloj.
    
    -Ohh, que tarde es. No me va a dar tiempo ni a comer. Tú sube arriba, yo bajaré al piso 9.
    
    Se queda un tanto asombrado, como dudando ante mis palabras. Pero yo ya estoy bajando los escalones hacia el ...